Nacional Política

Diarios colombianos en protesta publican columna que provocó condena a El Universo de Ecuador

Los periódicos colombianos decidieron solidarizarse con sus similares de Ecuador y publicaron hoy la columna que generó la demanda del presidente Rafael Correa que terminó con una multimillonaria condena contra el diario ‘El Universo’ de la vecina república.

La publicación del comentario fue dispuesta por la Asociación Colombiana de Editores de Diarios y Medios Informativos -Andiarios- , “en solidaridad con la prensa ecuatoriana y en un acto de protesta contra las medidas que buscan silenciarla”.

En las últimas horas, el presidente Correa, en un sorpresivo cambio de actitud, se declaró dispuesto a pedir la nulidad de la condena.

Andiarios considera que “la demanda interpuesta por el presidente Correa y la drástica y desproporcionada decisión de la justicia ecuatoriana constituyen un ataque sin precedentes contra la libertad de expresión, cuyas consecuencias pueden ser nefastas para el ejercicio libre e independiente del periodismo”.

De otro lado, el Grupo de Diarios América (GDA),que reúne a los principales periódicos de A. Latina, se sumó a la iniciativa de publicar entre hoy y mañana la columna del periodista Emilio Palacio que desató la ira del presidente Correa contra ‘El Universo’.

Los diarios son: ‘El Comercio’ (Perú), ‘El Nacional’ (Venezuela), ‘O’Globo’ (Brasil), ‘Nuevo Día’ (Puerto Rico), ‘El Universal’ (México), ‘El País’ (Uruguay), ‘La Nación’ (Costa Rica), ‘La Nación’ (Argentina) y EL TIEMPO.

La columna que provocó la demanda del presidente Correa fue publicada en el periódico El Universo el 6 de febrero de 2011, bajo el titulo ‘NO a las mentiras’ y su texto integral es el siguiente:

‘NO a las mentiras’

Por Emilio Palacio

“Esta semana, por segunda ocasión, la Dictadura informó a través de uno de sus voceros que el Dictador está considerando la posibilidad de perdonar a los criminales que se levantaron el 30 de septiembre, por lo que estudia un indulto.

No sé si la propuesta me incluya (según las cadenas dictatoriales, fui uno de los instigadores del golpe); pero de ser así, lo rechazo.

Comprendo que el Dictador (devoto cristiano, hombre de paz) no pierda oportunidad para perdonar a los criminales. Indultó a las mulas del narcotráfico, se compadeció de los asesinos presos en la Penitenciaría del Litoral, les solicitó a los ciudadanos que se dejen robar para que no haya víctimas, cultivó una gran amistad con los invasores de tierras y los convirtió en legisladores, hasta que lo traicionaron. Pero el Ecuador es un Estado laico donde no se permite usar la fe como fundamento jurídico para eximir a los criminales de que paguen sus deudas. Si cometí algún delito, exijo que me lo prueben; de lo contrario, no espero ningún perdón judicial sino las debidas disculpas.

Lo que ocurre en realidad es que el Dictador por fin comprendió (o sus abogados se lo hicieron comprender) que no tiene cómo demostrar el supuesto crimen del 30 de septiembre, ya que todo fue producto de un guión improvisado, en medio del corre-corre, para ocultar la irresponsabilidad del Dictador de irse a meter en un cuartel sublevado, a abrirse la camisa y gritar que lo maten, como todo un luchador de cachacascán que se esfuerza en su show en una carpa de circo de un pueblito olvidado.

A esta altura, todas las ‘pruebas’ para acusar a los ‘golpistas’ se han deshilvanado:

El Dictador reconoce que la pésima idea de ir al Regimiento Quito e ingresar a la fuerza fue suya. Pero entonces nadie pudo prepararse para asesinarlo ya que nadie lo esperaba.

El Dictador jura que el exdirector del Hospital de la Policía cerró las puertas para impedir su ingreso. Pero entonces tampoco allí hubo ningún complot porque ni siquiera deseaban verle la cara.

Las balas que asesinaron a los policías desaparecieron, pero no en las oficinas de Fidel Araújo sino en un recinto resguardado por fuerzas leales a la Dictadura.

Para mostrar que el 30 de septiembre no usaba un chaleco blindado, Araújo se colocó uno delante de sus jueces y luego se puso la misma camiseta que llevaba ese día. Sus acusadores tuvieron que sonrojarse ante la palpable demostración de que los chalecos blindados simplemente no se pueden ocultar.

Podría seguir pero el espacio no me lo permite. Sin embargo, ya que el Dictador entendió que debe retroceder con su cuento de fantasmas, le ofrezco una salida: no es el indulto lo que debe tramitar sino la amnistía en la Asamblea Nacional.

La amnistía no es perdón, es olvido jurídico. Implicaría, si se la resuelve, que la sociedad llegó a la conclusión de que el 30 de septiembre se cometieron demasiadas estupideces, de parte y parte, y que sería injusto condenar a unos y premiar a otros.

¿Por qué el Dictador sí pudo proponer la amnistía para los ‘pelucones’ Gustavo Noboa y Alberto Dahik, pero en cambio quiere indultar a los ‘cholos’ policías?

El Dictador debería recordar, por último, y esto es muy importante, que con el indulto, en el futuro, un nuevo presidente, quizás enemigo suyo, podría llevarlo ante una corte penal por haber ordenado fuego a discreción y sin previo aviso contra un hospital lleno de civiles y gente inocente.

Los crímenes de lesa humanidad, que no lo olvide, no prescriben.”
Domingo 6 de febrero del 2011

Comments are closed.