Son muchas las polémicas que se han desatado a través de los años en torno al estadio el Campín y su utilización como escenario para conciertos. Normalmente se nos ha señalado a los periodistas deportivos como recalcitrantes opositores a su uso para fines distintos al fútbol, la verdad si le tenemos un gran cariño al Campín porque ha sido por mucho tiempo como nuestra segunda casa, pero en este caso prima la razón por encima del corazón.
Ya se han hecho suficientes pruebas que demostraron hasta la saciedad que la gramilla se afecta gravemente con la cantidad de personas que se paran, brincan y bailan en un concierto sobre la cancha y además de las pruebas esto está ratificado por el estado en que quedó varias veces después de algunos conciertos.
Es mucho el dinero que se ha invertido en las gramillas del estadio de Bogotá y de otras ciudades, las cuales tuvieron que ser seriamente intervenidas por Coldeportes para poder realizar el pasado mundial juvenil de Fútbol y en el caso de la capital las obras parecen no haber quedado muy bien, ya que con recientes aguaceros se formaron pozos de agua y fue necesario retrasar horarios de partidos mientras escurría y se evacuaba el agua a punto de “chuzones”, si a esto le sumamos los conciertos será el fin de la grama. Sin que se conozcan los resultados de los últimos estudios, ya se anuncia que se abrirán las puertas a los espectáculos musicales, porque tanto afán ?
Acaso los empresarios que llenan sus bolsillos con los conciertos ¿ se meterán luego la mano al bolsillo para arreglar la gramilla ? o como siempre le corresponderá al I.D.R.D. hacer los correctivos, dinero que sale del bolsillo de los contribuyentes distritales.
Ahora bien si quieren usar el Campín para conciertos, construyamos un nuevo estadio, Bogotá se lo merece, es increíble que una ciudad que con su área metropolitana tiene más de 9 millones de personas tenga un escenario con una capacidad únicamente de 40.000 espectadores, a todas luces insuficiente como se demostró en el mundial y en algunos partidos de la liga local. A través de los muchos remiendos que se le han hecho se ha disminuido su capacidad inicial de 57.000 asistentes a los 40.000. Con el mundial tuvimos una excusa para hacer el nuevo estadio pero no lo aprovechamos y al final de manera tardía se hicieron contrarreloj unas adecuaciones, algunas de las cuales quedaron mal.
Ya es hora que en este país dejemos de hacer mini obras, para luego gastar en ampliaciones el doble de lo que hubiese costado inicialmente, por ejemplo el túnel de la línea se está haciendo en un solo sentido, luego tocará hacer la segunda parte a precios superiores a los estipulados inicialmente. El alcalde anterior incumplió su promesa del nuevo estadio, la cual le dio muchos votos, ojalá que el actual burgomaestre se le mida a este reto y así dejamos el Campín para conciertos. El sitio ideal es donde está el parqueadero norte y el coliseo el Campín. Por favor no más miedo a las grandes obras y alas soluciones radicales.
Los comentarios están cerrados.