Investigadores de la Universidad Nacional presentan diseño constructivo para viviendas de interés social, a partir de la utilización de plástico reciclado y fundido como madera. Estudiantes de la Facultad de Minas proponen la construcción de casas de 8 x 6 metros para habitantes de Nuevo Occidente, lugar destinado a la reubicación de los pobladores del barrio Moravia.
Jonathan Idarraga Muñoz, estudiante de Ingeniería de Sistemas e investigador, explica que lo que se proponen es la construcción de “viviendas modulares”. Es decir, “estructuras que permitan modificar el tamaño de la casa ensamblando más partes en caso de que así se requiera”.
El material del que se partiría sería el plástico. Este se recoge y se acumula para luego aplicarle un proceso de fundición. La madera se obtiene al depositar este líquido en un molde que se presiona para sacar los tablones a medida que sea necesario.
Las paredes de la casa son un ensamble de dos placas fabricadas con esta madera, las cuales funcionan como un aislante térmico. Dado que están separadas por un armazón hueco, no se genera tanto calor como si lo hiciera uno solo, es decir, trabajan como un cielorraso.
La vivienda también incorpora un sistema de recolección de aguas lluvia para uso doméstico (no para consumo personal). Para tal efecto, el techo tiene un plano inclinado de dos grados para que el agua baje y llegue a una canaleta. De este modo, el líquido se transporta a un depósito de tamaño variable con unos filtros básicos que purifican esta agua no tan sedimentada.
La construcción tendría un costo de 19 millones de pesos sin contar con la compra del terreno, pues se supone que será donado por ser objeto de interés social. Con este material, la casa tendría 130 años de duración, a diferencia de la madera tradicional que solo dura 80 años y necesita de mantenimiento preventivo y constante.
El proceso de fundición del plástico genera un impacto ambiental negativo por la emisión de gases en la fundición. Sin embargo, para los investigadores este “sería un pequeño precio a pagar si se compara con la tala que se evitaría, además de reutilizar un material que tarda mucho en degradarse”.
En realidad, el plástico es un derivado del petróleo, por lo que su poder calorífico es muy alto (se degrada a 286º C); esto puede