Dos bandas de nacionalidad rumana fueron desarticulados por la Policía de España, acusados de obligar a mujeres a practicar la prostitución y entregarles después gran parte del dinero obtenido.
Según las autoridades españolas, los responsables de los grupos aplicaban duras medidas de castigo a las mujeres que intentaban escapar, llegando incluso a tatuarles un código de barras en sus muñecas con la deuda contraída con la organización.
Los agentes seguían los pasos de un bandaque obligaba a las mujeres que ejercían la prostitución en el polígono Marconi de Madrid a facilitarles parte de sus ganancias. Este grupo captaba, transportaba y explotaba coactivamente a otras mujeres, algunas de ellas menores de edad, en la calle Montera de la capital y en diversos clubes de la Comunidad.
Los investigadores pudieron comprobar que los proxenetas vigilaban y controlaban a las mujeres, a las que también denominaban ‘maletas’, ‘bultos’ o ‘bicicletas’, y se repartían la zona por sectores donde distribuían a las mujeres, quedando prohibido que otras ejercieran en ese lugar. Los agentes constataron que los proxenetas pagaban un canon en concepto de «alquiler» de la zona.
El líder de esta red de proxenetas tenía en vigor una requisitoria judicial emitida por Rumanía por delitos de esta misma naturaleza y contaba con la colaboración de otros hombres y algunas mujeres de confianza que, además de ejercer la prostitución, controlaban al resto.
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Con información de Antena 3