Tras el anuncio del Gobierno de cuba de declarar el Viernes Santo como un día de fiesta nacional, la Santa Sede se mostró complacida por la decisión de la Isla y declaró que es una «señal muy positiva».

El portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, declaró que «El hecho que las autoridades cubanas hayan acogido la petición hecha por el Santo Padre al presidente Raúl Castro, declarando el próximo Viernes Santo día festivo es ciertamente una señal muy positiva», y agregó que la Santa Sede espera que «que la visita del Pontífice continúe dando los frutos deseados para el bien de la Iglesia y de todos los cubanos».

Según lo informaron medios cubanos, el gobierno de Raúl Castro aprobó la medida «de carácter excepcional» para el próximo 6 de abril por la solicitud expresa de Benedicto XVI.

La prensa explica que antes de que Benedicto XVI finalizará su visita oficial a Cuba el pasado miércoles, Castro le comunicó «su voluntad» de acceder al pedido «en consideración a su santidad» y el «feliz resultado» de la visita.