Santos y Juan Luis Cebrián
–El presidente Juan Manuel Santos se declaro dolido por la actitud asumida en contra suya por el expresidente Álvaro Uribe: “No llego a entender su postura, se ha vuelto un crítico de lo humano y lo divino, nada de lo que hace el gobierno le parece bien, no reconoce ninguno de nuestros éxitos”, afirmó.
Santos dijo no entender a su exjefe Uribe Vélez pues advirtió: “Yo he sido fiel a sus legados… la seguridad democrática, la confianza inversionista, la cohesión social, lo que él llamaba los tres huevitos que había que cuidar”.
Y agregó: “Me decía un amigo suyo que lo que pasa es que no ha asimilado que dejó el poder, pues para bien de él y para bien mío y del país entero espero que lo asimile pronto, aunque yo ya estoy vacunado, al principio todo esto me afectaba pero después de treinta twitters diarios me he vuelto inmune, le presto poca atención, hay cosas más importantes que atender.
Estas y otras precisiones las hizo el presidente Santos para el diario El País de España, en una nota publicada este domingo bajo el título: “Monólogo de don Juan Manuel”, producto de un encuentro con el presidente del influyente periódico Juan Luis Cebrián.
Ademas de abogar por la búsqueda de nuevas alternativas para luchar contra las drogas y de declarse dolido, pero vacunado por las criticas de Uribe, el presidente Santos, se mostró preocupado por la estabilidad de la vecina republica de Venezuela por la salud del presidente Hugo Chávez.
“Si algo le sucede a Chávez esa estabilidad pueda venirse al traste”, dijo y agregó que “una situación de anarquía sería desastrosa para toda la región”.
Santos confesó que, la última vez que se encontró en Cuba con el presidente venezolano, le dijo “¿quién iba a pensar que yo estaría rezando algún día por su salud? Yo, que había sido un gran crítico suyo”.
Frente al conflicto interno, Santos dijo que si bien “podemos estar en el preámbulo de un cambio definitivo después de cincuenta años de guerra, para nada quiero pecar de ingenuo”.
Advirtio, además: “Pretendo actuar con mucha cautela, dando pasos sobre seguro. Lo peor que podría suceder es que nuevamente nos metiéramos en un proceso de diálogo para obtener la paz y que hubiera un fracaso, prefiero ser como Santo Tomás, meter el dedo en la llaga para creer, constatar la verdadera voluntad de las FARC de terminar con el conflicto”.
“Solamente entonces, cuando tenga esa certeza, estaré dispuesto a iniciar un proceso negociador, sabiendo de antemano que no puede haber amnistías ni indultos generalizados”, subrayó.
“La mayoría de nuestro pueblo–subrayó– quiere la paz, pero hay que ser sensibles a la opinión de quienes reclaman justicia. ¿Dónde traza uno la línea entre ambas?. Esa es una de las preguntas más difíciles de responder, quizás podamos encontrar fórmulas de justicia transicional que nos permitan tirar dicha línea y cuyo resultado último sea precisamente la paz”.
Dijo que “en esa política se encuadra nuestro programa de restitución de tierras a las víctimas del conflicto, hemos entregado en solo tres meses más de ochocientas mil hectáreas a unos noventa mil titulares, y tenemos que darles ayudas adicionales para que exploten las tierras y generen unos ingresos dignos, todo el proyecto tiene un costo financiero muy alto, también es muy complejo desde el punto de vista jurídico, pero si la ley funciona cambiará totalmente la ecuación del conflicto colombiano que tiene un origen fundamentalmente rural, solo por eso me habría valido la pena ser Presidente de mi país, naturalmente que seguimos teniendo grandes desafíos, problemas inmensos de inequidad, de pobreza”.
En torno al tema de las drogas, Santos advirtió que Colombia lleva cien años de lucha sin resultados positivos para exterminar el flagelo y dijo que por ello “tenemos que indagar alternativas más eficaces”
Añadio que en la Cumbre de las Américas, “en lo que respecta a las drogas obtuvimos lo que queríamos, que era iniciar un debate”, y destacó que así lo aceptó el presidente estadounidense Barack Obama, aunque esté en contra de la legalización.
“Desde que en 1912 hubo la guerra del opio, llevamos ya cien años de lucha contra la droga y tenemos que indagar alternativas más eficaces y menos costosas si las hay, entre lo que podríamos llamar el modelo asiático, cárcel y hasta pena de muerte para los consumidores, hasta el otro extremo, que sería la legalización de la cadena de producción y distribución”, afirma Santos.
Entre las fórmulas intermedias, citó “una despenalización del consumo, tratándolo como un problema de salud pública” y reflexionó que algunos piensan que legalizar el tráfico sería una forma de controlarlo.
“Pero mientras no se llegue a un consenso global entre los diferentes países no tenemos alternativa a nuestra actual política, que es el combate contra el narcotráfico en todos sus eslabones”, añadió.
“Yo espero que a partir de este debate el mundo comience por fin a discutir el tema con verdaderos elementos de juicio, con cifras sustentadas por los expertos, preguntándose si lo que estamos haciendo es lo mejor que podemos hacer”, puntualizó.
Tambien reflexionó sobre la reciente expropiación por Argentina de las acciones de la española Repsol en la petrolera YPF -sin nombrar este caso-, y reiteró que expropiar “no es una palabra que esté en nuestro vocabulario”.
Señaló que todos los inversionistas extraqnjeros puede estar seguros que en Colombia hay seguridad jurídica y reglas del juego “estables”.
Finalmente Juan Luis Cebrián destacó que le preguntó a Santos”¿Qué se siente al verse uno en la portada del Time Magazine?, en un acto público en Bogotá, el mismo día que el prestigioso periódico norteamericano inmortalizara su efigie en la primera página y le eligiera como uno de los cien personajes más influyentes del mundo.
“Reconocimiento y humildad” fue, más o menos, su respuesta, junto con el añadido: “Llamé enseguida a mi hija María Antonia para que fuera al quiosco a comprar la revista”.
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