Resultados sobre rodamiento, contaminación y eficiencia energética, que se efectuaron en buses tipo híbridos (eléctricos – biodiésel) y eléctricos en el sistema TransMilenio, serán conocidos en las próximas tres semanas. Así lo reveló el experto chileno Mauricio Osses, quien encabezó las pruebas, que hacen parte de un programa sobre eficiencia en el transporte y energía de la Fundación Clinton, en Brasil y Colombia.

Según el experto, los resultados serán benéficos en reducción de costos y de emisiones contaminantes, y de estos dependerá el futuro de la movilidad en las urbes latinoamericanas.

“El interés es que con estas pruebas en TransMilenio, Bogotá haga esta migración de plataforma. Que la ciudad entienda las ventajas, desventajas, costos, le pierda el miedo a la tecnología y evalúe las condiciones de altura y pendiente. De esta forma, tomar la decisión correcta con la oferta de los fabricantes”, resaltó.

El proyecto, en su primera fase duró dos semanas, requirió buses de diferentes referencias: eléctrico chino, un híbrido sueco y otro diésel tradicional (alimentador del sistema). “Hicimos 50 repeticiones por cada bus en las calles. Recorrimos las avenidas Boyacá y Suba, y estuvimos en el Portal de la 80, entre otras vías. Se simuló el peso de los pasajeros con agua “, declaró.

El objetivo es masificar el uso de fuentes de energía más amables con el medio ambiente, como el biodiésel y la electricidad, que se proyectan como los más importantes medios energéticos del futuro.

“Este proyecto lo desarrolla la Fundación Clinton con un financiamiento del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Están interesados en incentivar la implementación de vehículos eléctricos e híbridos (diésel y electricidad) en Latinoamérica”, dijo.

La idea es hacer que los fabricantes de buses, operadores locales y las universidades se conecten entre sí, y que puedan desarrollar unprototipo híbrido local. “El propósito era hacer rodar los buses en un día normal de tráfico y tránsito pesado, tal como es la operación de TransMilenio. Y, en esas condiciones reales de operación, medimos los indicadores de consumo de combustible y de electricidad, así como las emisiones de contaminantes (particulados y gases)”, precisó.

En una segunda fase, dijo el experto, se hará un análisis comparativo entre la tecnología diésel tradicional, la híbrida y eléctrica.También se evaluarán sus impactos en la salud y los costos que acarrearía modificar, por ejemplo, el 50% de la flota de transporte público de TransMilenio en Bogotá.

“El tema de costos es vital, porque es el que motiva a las empresas a migrar. Tenemos reducciones significativas en consumo de combustible entre híbridos y diésel, en un 30%. Y el bus eléctrico, si se hace la equivalencia, sería un 60% más eficiente en consumo. El problema es que estos buses cuestan más, pero, con el adecuado mantenimiento, tienen mayor proyección de vida útil. Ahí se recupera la inversión”, explicó.

En cuanto a la salud, también se reduce dramáticamente la emisión de contaminantes, pues, con el sistema eléctrico, la reducción es del 100%. No obstante, hay que considerar la generación de electricidad. Para ello, Osses recomendó el uso de termoeléctricas. Así se verían enormes beneficios. Con el sistema híbrido, que combina diésel y electricidad, la reducción sería del 25% en material particulado, aunque también depende de la variable de la conducción. En monóxido de carbono, la disminución oscilaría entre el 60% al 80%. Igualmente, habría descensos en óxido de nitrógeno, aunque estos serían más fluctuantes.

El experto agregó que cada bus que se movilice con tecnología eléctrica tendría una reserva de carga de cuatro horas, para el servicio de transporte. El cambio de las baterías se haría durante la operación diaria en lugares diferentes al bus y no demoraría más de cinco minutos. Las baterías serían recargadas de noche, cuando la electricidad es más barata. Según las mediciones, con carga nocturna, el kilovatio/hora podría bajar para este sistema operativo (pasaría de 390 a 305 pesos).