Una de las principales formas de prevenir enfermedades es la buena alimentación. Sobre todo cuando se trata de los primeros meses de gestación, tanto para la madre como para el bebé. La nutrición en esta etapa es clave, pues determina la salud y la expectativa de vida de ambos. De darse una alimentación poco balanceada, puede afectar al feto provocando malformaciones, retardo de crecimiento intrauterino y aumento de la morbimortabilidad postnatal.
Uno de los grandes beneficios de consumir carne de pollo en el embarazo es el hierro. Un déficit de este nutriente podría aumentar los riesgos de mortalidad en el proceso post parto, pues es un período de crecimiento cerebral rápido. El feto, además, comienza a acumular hierro desde el primer trimestre de vida fetal y esta acumulación es mayor en el tercero.
A la madre, la carencia de este nutriente también la afecta, pues un déficit en el embarazo podría ocasionar una anemia clínica. El hierro que contiene la carne de pollo es el denominado hemínico, que tiene mayor biodisponibilidad en el organismo y su absorción es mejor.
Otro nutriente importante durante el embarazo es el ácido fólico, vitamina del complejo B. Éste representa un papel fundamental para la producción de tejidos y de los órganos del embrión y del feto.
El pollo además posee un alto contenido de proteínas, vitaminas B1, B2, B3, B6, su grasa aporta bajo contenido de ácidos grasos saturados, y una adecuada cantidad y relación entre ácidos grasos de las familias W6/W3.
También es una buena fuente de fósforo, hierro y potasio. La carne de pollo es altamente nutritiva pues contiene mucha proteína y se destaca por su alto contenido de vitaminas y minerales. Así que usted va a ser mamá pronto, la mejor dieta está al alcance de sus manos.
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