Las autoridades estadounidenses atienden el incendio que se presentó en la mañana del sábado en el oeste del país y que se propagó por nueve estados, dos de ellos en Colorado y Nuevo México. El incendio, avivado por las altas temperaturas y los fuertes vientos, dejó más de 17.000 hectáreas forestadas.
El Departamento de Seguridad Interna de Estados Unidos, que trabaja estrechamente con los servicios de emergencias de los nueve estados involucrados, indicó que unos 4.500 bomberos fueron enviados en refuerzo a esa zona del territorio por las autoridades federales.
Desde el martes pasado, más de 500 bomberos luchan contra las llamas en el estado de Colorado, que vive el tercer peor incendio de su historia, donde se prevé que el número se eleve a 700 u 800, según determinen las autoridades.
Un centenar de carros de bomberos se sumarán a los que ya operan en la zona, así como a los 14 helicópteros, incluidos tres Blackhawks de la Guardia Nacional, cinco Single Engine Air Tankers (SEAT) y otros aparatos especializados.
El fuego, que se inició cerca de Fort Collins, a un centenar de kilómetros al noroeste de Denver, donde una mujer de 62 años fue encontrada muerta en medio de las cenizas de su casa.
Además de Colorado, son otros ocho los estados que sufren por el fuego, siendo Nuevo México, California, Arizona, Utah y Wyoming, los que más afectados.