El presidente estadounidense Barack Obama, aseguró que mandará un proyecto de reforma migratoria integral al Congreso “poco después” de su segunda investidura en enero, mientras que se acumulan las declaraciones de los republicanos favorables a debatir el asunto.
“Tenemos que aprovechar este momento”, dijo Obama en su primera rueda de prensa en la Casa Blanca tras su reelección.
“Mi previsión es que tendremos una ley ante el Congreso poco después de mi investidura. Y de hecho ya han arrancado conversaciones entre senadores y representantes y mi personal sobre cómo debería ser” esa reforma, dijo.
Una reforma migratoria integral debe incluir sanciones contra las empresas que emplean indocumentados, una frontera más segura y una vía para que los ilegales puedan tener un estatuto legal en el país, dijo Obama.
El voto hispano fue decisivo para la reelección de Obama en las elecciones del 6 de noviembre, y la reforma migratoria fue el principal tema de discusión del presidente durante la campaña con la comunidad, que es además la minoría más importante del país.
La reforma migratoria para dilucidar qué debe hacerse con unos 11,5 millones de indocumentados en Estados Unidos ha sido fuente de polémica desde el último gran proyecto integral, promovido sin éxito por el presidente George W. Bush en 2006 y 2007.
Obama siempre ha defendido la necesidad de un paquete que incluya todos los aspectos de la controvertida reforma, que implicaría reexaminar leyes de seguridad nacional, del sistema migratorio y laboral, entre otros.
Pero en su primer mandato nunca mandó un proyecto gubernamental al Congreso, a pesar de que prometió que lo haría en 2008, lo que ha sido criticado por líderes hispanos.
Varios legisladores demócratas, en la Cámara de Representantes y el Senado, presentaron sus propias iniciativas, que no contaron con apoyo republicano.
Solamente un senador republicano, el cubanoestadounidense Marco Rubio, planteó un esbozo de proyecto para los jóvenes indocumentados conocidos como ‘dreamers’, que llegaron como menores al país.
Pero ese borrador quedó superado en junio cuando Obama decidió ordenar, como presidente, que el Departamento de Seguridad Interna suspendiera las deportaciones de esos jóvenes, siempre y cuando no tuvieran antecedentes criminales.
Hasta 1,7 millones de jóvenes indocumentados podrían beneficiarse del cese de deportaciones.
La orden de Obama cimentó definitivamente el apoyo del electorado hispano, que de hecho nunca bajó del 50% a lo largo de su presidencia.
En las elecciones Obama obtuvo el 71% del apoyo hispano, una cifra que sólo supera el presidente Bill Clinton cuando fue reelecto en 1996 con 72% de esos votos, decisivos en estados como Florida.
Apenas 24 horas después de su estrepitosa derrota, el Partido Republicano empezó a mostrar una actitud mucho más abierta a la posibilidad de una reforma.
Los republicanos repitieron mayoría en la Cámara de Representantes, lo que los convierte en imprescindibles para una reforma que requeriría un amplio consenso político.
“Hace tiempo que esto debe ser abordado de manera integral, y confío en que el presidente, yo mismo y otros encontremos un terreno común para resolver este tema una vez por todas”, dijo el presidente de la Cámara, John Boehner.
En la Cámara se hallan los legisladores republicanos más duros, que han presentado sus propios proyectos parciales para reformar el sistema migratorio o para reforzar la seguridad en la frontera.
En el Senado, el ex candidato presidencial republicano John McCain, que promovió el proyecto bipartidario de 2007, también expresó su confianza de que pueda abrirse de nuevo el debate a corto plazo, así como su colega Rubio.
Comentaristas conservadores han advertido que el Partido Republicano debe aceptar que el mapa electoral estadounidense está cambiando rápidamente.
Los votantes hispanos casi duplicarán su número de aquí a 2030, al pasar de 24 millones a 40 millones, según un estudio del instituto Pew Hispanic divulgado este miércoles.
Un récord de 12,5 millones de hispanos acudieron a las urnas en las elecciones del 6 de noviembre.
AFP