El paro nacional de 24 horas promovido por dos de las cinco centrales sindicales de Argentina, fue considerado un éxito por el líder de los camioneros, Hugo Moyano.
Los argentinos amanecieron sin periódicos, sin servicio de transporte. Los centros de salud públicos solo atendieron urgencias, las estaciones de gasolina quedaron cerradas, los bancos no funcionaron y más de 160 manifestaciones que cortaron el tráfico en las principales vías.
Este paro fue convocado por dos ramas de la Confederación General del Trabajo y la facción opositora de la Central de Trabajadores de Argentina, integrada sobre todo por trabajadores estatales. Pero el gran artífice de la huelga fue Hugo Moyano.
Los ciudadanos reclaman la reducción de impuestos y, sobre todo, el aumento del salario mínimo. Además, avisaron hace varias semanas que paralizarían el país y en buena parte lo consiguieron.
Aunque muchos gremios, como la metalurgia, taxistas, conductores de metro y de autobuses, no se habían sumado a la convocatoria, miles de personas no pudieron desplazarse hasta sus puestos de trabajo en la capital del país porque los trenes quedaron inmovilizados.
La Alcaldía de Buenos Aires había aconsejado a los vecinos no sacar la basura durante tres días, dado que los camiones no pasarían a recogerla desde la misma noche del lunes. Pero, a pesar de la advertencia, los deshechos se han acumulado en los contenedores bajo el calor del verano.
En el ‘cacerolazo’ del pasado 8 de noviembre, los medios afines al Gobierno manifestaron que los que protestaban “eran los mismo de siempre, es decir, las clases más pujantes”. Esta vez, muchos de los trabajadores que han ido a la huelga son votantes de Cristina Fernández, y sus líderes, viejos conocidos de los miembros del Gobierno.
Aunque los intereses que mueven a la heterogénea y creciente clase media del país pueden ser distintos a los de los sindicalistas opositores al Gobierno, hay un punto clave en el que confluyen: la inflación.
Aunque el Gobierno sostiene que la inflación esta en el 10 por ciento, tanto los sindicatos como los economistas independientes la sitúan por encima del 20%. Y teniendo en cuenta esta cifra se negociaba los convenios salariales.
Líderes sindicalistas de Argentina han estado advirtiendo que si la presidenta Fernández sigue sin atender estos reclamos, el próximo paro tendrá una duración de 36 horas.
Los comentarios están cerrados.