El dirigente del Partido Liberal Democrático japonés, Shinzo Abe, fue elegido como primer ministro en las elecciones legislativas de hace 10 días, este se pone al frente de un país en recesión al que intentará mejorarle la moral.
Abe, del Partido PLD, quien ya ocupó el puesto de primer ministro durante un año, fue elegido por 328 votos de un total de 478 en la cámara baja del Parlamento japonés.
Sucede a Yoshihiko Noda, del partido centro-izquierda PDJ, poniendo fin a los tres años en la oposición del PLD, un partido que previamente ocupó el poder durante 50 años casi sin interrupción.
Si bien Shinzo Abe ganó, su bando es consciente de la debilidad de esta victoria: la abstención alcanzó cerca del 40 por ciento, un récord desde la última guerra, y los japoneses votaron más con la intención de castigar al movimiento de centro-izquierda saliente que por una adhesión real y masiva al PLD.
A pesar de un resultado que no tiene nada de excepcional, Shinzo Abe podrá apoyarse en la mayoría absoluta del PLD en la cámara baja del Parlamento, con una mayoría cualificada de dos tercios junto a su aliado Nuevo Komeito.
Si quiere abrirse paso, necesitará todavía conquistar la mayoría en el Senado el próximo verano para no sufrir el “calvario legislativo” que el PDJ aguantó durante tres años.
Agobiado por una deuda pública cercana al 240 por ciento del PIB, Japón se encuentra en recesión, víctima de una pesimista coyuntura internacional y una moneda nacional muy fuerte.
Para detener la lenta caída de la tercera potencia económica mundial, Abe retomará las recetas clásicas de la derecha nipona: obras públicas, impresión de moneda y concesión de préstamos.