Grupo especial de la Sijín busca a prostitutas que participaron en fiesta en embajada de Honduras
El Coronel José Baquero comandante de policía de la zona norte de la capital de la República, anunció que un equipo especial de investigadores, conformado por ocho miembros de la Dijín, fueron asignados para dar con el paradero de dos prostitutas, quienes habrían participado en una fiesta en la embajada de Honduras en Bogotá el pasado 20 de diciembre y que además habrían robado dos computadores portátiles y varios teléfonos celulares de la sede diplomática.
El oficial señaló que “inmediatamente se supo del caso la Policía judicial empezó a realizar las investigaciones para tratar de dar con estas dos mujeres” que, según dijo, están siendo buscadas “en sitios donde hay prostitución”.
En declaraciones a Radio Santa Fe el coronel Baquero contó que “La policía es informada a través de un teléfono de la misma embajada el día 21 de diciembre a las 9:25 de la mañana, la policía se hace presente donde somos recibidos por un funcionario.”
Agregó que “el funcionario nos dice que ellos no van a formular ningún tipo de denuncias, que es un situación interna de ellos y que el gobierno hondureño va a manejar internamente.”
Dijo que “a través de las investigaciones de inteligencia que ha logrado establecer la policía de Bogotá, son dos mujeres dedicadas a la prostitución que son contactadas en el sector de Chapinero y fueron ingresadas en un vehículo a la embajada de Honduras en horas de la noche”.
Sobre si el vehículo es de la embajada indicó que “no tenemos ese conocimiento, no podemos afirmar si es diplomático o particular; el hecho es que ellas ingresan en un vehículo a la embajada casi en horas de noche”.
En relación al tiempo que duró la francachela, apuntó que “esta reunión comenzó entre las 10:00 y 11:00 de la noche, y estuvo terminando a eso de las 4:30 y 5:00 de la mañana”.
El comandante reveló que aunque la Policía Metropolitana de Bogotá se puso al frente del caso, el funcionario implicado se negó a adelantar las diligencias judiciales, por lo que puntualizó que “al no haber denuncias por ley colombiana se entiende que no hay delito.”
La Fiesta
Al parecer el festejo fue organizado por un hondureño de nombre Jorge Mendoza, empleado personal del embajador Carlos Humberto Rodríguez.
Primeras versiones de la prensa hondureña aseguran que los amigos y las servidoras de sexo que Mendoza introdujo a la sede diplomática no solo se robaron lo que pudieron, sino que hasta hicieron sus necesidades fisiológicas en la oficina del propio embajador y del agregado militar.
La sorpresa llegó en la mañana del 21 de enero, cuando los funcionarios que laboran en la embajada encontraron el desorden en varias de las oficinas, luego se percataron que hacían falta computadoras, así como varios teléfonos móviles y otros equipos.
Las diferentes oficinas estaban abiertas de par en par, había latas de cerveza, papeles regados por todos lados y evidencias de la práctica de una orgía. Incluso en el sótano yacía un colombiano que todavía estaba borracho, mientras que en una habitación en el área de lavandería dormía plácidamente Mendoza, el responsable del desastre.
El prensa hondureña afirma que “A pesar de que es prohibido dormir o vivir en la embajada, el embajador Rodríguez había instalado a Mendoza en una habitación ubicada en el área de la lavandería.Por ser hombre de su confianza, hasta le había dado las llaves de la sede diplomática”.
La sede diplomática se encuentra localizada en el barrio Multicentro, calle 12, número 119-52.
Por su parte, el sargento Milson Perdomo, comandante del perimetro donde está ubicada la sede diplomática, señaló al diario centroamericano que el caso obedecía a “daños internos causados por un mismo empleado de la embajada”.
El uniformado, que trató de minimizar el hecho, agregó que no intervinieron por tratarse de un asunto a lo interno de la oficina diplomática hondureña.
El sargento Milson Perdomo indicó que Mendoza, a quien identificó como el escolta del embajador, argumentando que se sentía solo, se reunió con unos amigos colombianos y salieron de fiesta por la ciudad, y a las 11:00 de la noche regresaron a la embajada completamente borrachos. Posteriormente se fueron para el sector de Santa Fe, donde recogieron a varias prostitutas y las llevaron para la oficina diplomática.
Al amanecer, aturdidos por el alcohol y el sexo, las prostitutas y los amigos de Mendoza abandonaron la oficina, llevándose todo lo que encontraron a su paso.
Entre los equipos que se robaron estaba el ordenador portátil de Stephanie Canahuati, ministro consejero en asuntos económicos, así como los teléfonos móviles de varias personas que laboran en la embajada y que acostumbraban a dejar pertenencias en sus oficinas, por cuestiones de seguridad.