Precursor del teatro callejero y popular del país, director del Teatro Taller de Colombia, que este año ajusta 40 años de trayectoria, deja un legado invaluable representado en la enseñanza y la investigación dramática, obras ambiciosas y gestión cultural para el sector.
De Tarzán, que era el mote que usó cuando ejerció la lucha libre en su juventud, le quedó la tenacidad por hacer de su proyecto de vida lo más similar a las teorías que tanto influyeron en el desarrollo de su estética. Por un lado, la pulsión de Antonin Artaud con el teatro de los instintos; por el otro, Jerzy Grotowski cuyo enfoque estaba relacionado con la biología del actor.
Con Mario Matallana, su socio creativo, pasó del Teatro La Mama, enclave del teatro popular colombiano en la década de los setenta junto con otros espacios destacados como el TEC de Cali y La Candelaria en Bogotá, a fundar el Teatro Taller de Colombia. Desde allí la proyección internacional, con encuentros tan fructíferos como el que tuvo con otra figura clave de su generación, Juan Valdés, líder del Teatro Chicano en los Estados Unidos.
“Pasión o muerte”, una obra multicultural, integrada por actores de diversas nacionalidades fue el resultado de este diálogo entre Valdés, Matallana y Vargas. Sin embargo, la búsqueda de influencias no se detuvo: el Odin Teatret, el Bread and Puppet Theatre (colectivo radical cuyo trabajo se centra en las marionetas), y el Living Theatre aportaron en su concepto del teatro.
La investigación fue una constante en su vida ya que salir a la calle e indagar en las manifestaciones populares de los pueblos y ciudades del país significó para Valdés la posibilidad de incorporar valores populares a su producción. Los culebreros como narradores, los fastos de los carnavales como escenario vivo.
Como un hito es recordado, en el año de 1979, el estreno en el Parque Santander (Bogotá) de «La cabeza de Gukup», una creación colectiva que toma como punto de partida la primera parte del Popol Vuh, con textos de Juan Carlos Moyano. Contribuyó a posicionar al teatro callejero, al encargarse de la programación del género en el Festival Iberoamericano de Teatro, y fue el gestor del Festival al Aire Puro en Bogotá, que este año suma 16 años tomándose las calles de la capital en la última semana de agosto.
Este año, el Teatro Taller de Colombia en el marco de la convocatoria de Estímulos 2013 será reconocido dentro de la categoría de Salas Históricas por su aporte a la dramaturgia del país durante más de 35 años de presencia en el acontecer cultural. Dicha distinción, otorgada en conjunto a 8 salas más, es una forma de proyectar el legado que Vargas dejó para la historia del teatro en Colombia.