Un preso en Sri Lanka que tenía un teléfono móvil escondido en su celda, decidió guardarlo entre su ano, cuando se enteró que los oficiales de la presión se disponían a realizar una requisa al penal.
El sagas interno vio como una buena idea esconder su teléfono celular y el manos libres en el orificio de su recto para que no le fuera decomisado por las autoridades del penal, pero se le olvido un pequeño detalle; ponerlo en silencio.
En el instante en que entraron los guardias a la celda, el teléfono recibió una llamada y el timbre hizo que los oficiales regresaran a inspeccionar más a fondo a este prisionero.
Luego de verse en esa situación, el encarcelado no tuvo otra opción que revelar su plan y fue trasladado de urgencia a un Hospital para que le fuera extraído el equipo de comunicaciones.
El preso, luego de estar 48 horas internado en la clínica, se encuentra bien y fue regresado a la prisión con 10 años adicionales a su pena por el extraordinario evento.
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