La comitiva de vehículos en que el papa Francisco se desplazaba desde el aeropuerto de Río de Janeiro hasta el centro de la ciudad quedó acorralada por el tránsito de la segunda mayor metrópoli brasileña y por una multitud que quiso saludar al Pontífice, por lo que tuvo que parar algunos minutos.
Un error de los guías condujo a la comitiva por los carriles de una céntrica avenida que había sido bloqueada, pero en la que decenas de vehículos estaban detenidos, y no por los carriles que estaban despejados para el paso de la delegación oficial, informó Efe.
La equivocación dejó a la comitiva parada unos cinco minutos junto a decenas de autobuses, lo que fue aprovechado por una multitud para intentar acercarse al Papa, que incluso así mantuvo la ventana abierta para poder saludar.
Desde su salida del aeropuerto el Papa abrió la ventana del vehículo blindado que lo transportaba para que las personas pudieran verlo y para poder saludar con la mano y bendecir a quienes lo esperaban en las calles.
Los policías en traje civil que corrían junto al vehículo tuvieron numerosos problemas para apartar a los más animados, algunos de los cuales llegaron a tocar la mano del Pontífice.
Los guardaespaldas permitieron que una mujer con un bebé en sus brazos se acercara hasta el vehículo y Francisco tomó al menor con las manos y lo introdujo unos segundos al automóvil para poder besarlo.
Posteriormente el Papa llegó a la catedral, donde subió a un papamóvil abierto y sin blindaje con el que inició un recorrido por algunas calles del centro de la ciudad, una actividad que inicialmente no estaba prevista en la agenda oficial.
Tras su primer encuentro con la población, Francisco se dirigirá al Palacio de Guanabara, la sede de la gobernación de Río de Janeiro, para la ceremonia protocolaria de recepción y para un primer encuentro privado con la presidenta Dilma Rousseff.
Santa Fe con agencias