Una mujer proveniente de tierras ibéricas, camina reviviendo un tema que consterna cada vez que se menciona pero se olvida cada vez que el tiempo pasa. Son tantas las historias anónimas que existen el mundo del suicidio, que se convierte en un tema fácil de hacer a un lado.
Mary Carmen Ingea, es vocera de una de las Organizaciones a Nivel Mundial, que atiende lo que pocos, la salud emocional. Mary, como vicepresidenta del Teléfono de la Esperanza en la población española de Salamanca, viene promoviendo esta iniciativa en Colombia y otros países de Latinoamérica.
Esta línea que brinda apaciguamiento por medio de voluntarios a aquellos que sufren, surge en Sevilla (España) en 1971, como una organización que le da valor a precisamente a la vida de aquellos que necesitan ser escuchados.
La historia de la esperanza
El fundador de esta iniciativa fue Serafín Madrid Soriano, quien fue Fraile de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, y además promotor de esta iniciativa que se basa en el voluntariado y la solidaridad.
Según explica Mary, “él (Serafín) piensa en las personas que sufren y que no tiene razones para vivir, y funda el Teléfono de la Esperanza, para que a través de la línea de teléfono haya a otro lado de la línea una persona que le escuche y que por lo menos, alivie su dolor”.
Tanto fue el auge de estas personas que a diario, 24 horas se dedican a brindar apoyo a aquellos que lo necesitan, que se expandió por 26 provincias en la península ibérica y tomó otros países de la zona como Portugal, Francia, además de Suiza y Gran Bretaña.
Se calcula que esta ONG actualmente cuenta con 1.954 voluntarios en España y en América aún no se consolida la cifra, pues “se están necesitando muchos más”, para que el proyecto se consolide, considera la señora Ingea.
Una voz de la esperanza para Colombia
Esta es la misión que espera consolidar Mary con la voz de la esperanza que trae, a través de las personas que atienden a seres humanos como cualquiera de nosotros, sin importar condición social o económica, con diferentes crisis que surgen en la vida cotidiana, tanto de manera individual, como familiar o psico-social.
La esperanza expandió fronteras y llegó al continente americano a través de las llamadas telefónicas, pues “nos dimos cuenta que llamaba mucha gente de Latinoamérica o llamaba mucha gente en España que eran latinos, que hablaban de la necesidades que podían tener en los diferentes países.”, indica.
En nuestro continente hacen parte de la misma 10 países que cuentan con los servicios que brinda esta línea. Entre ellos está Colombia con sedes en Bogotá, Medellín, Barranquilla y Pasto.
Relata Mary que ha “venido a Colombia y a otros países de Latinoamérica a formar voluntarios, a tener entrevistas con los encargados de los centros en los países y tener intercambios para saber cómo funcionan”. Esto hace parte de la agenda de esta mujer que viene con un acento característico, promulgando el mensaje que viajará este jueves a Pasto y luego se dirigirá a Ecuador, Nicaragua y por último a Miami, en los Estados Unidos.
Una Crisis Universal
Este tipo de iniciativas se basan como respuesta a la crisis que brindan las cifras de La Organización Mundial de la Salud (OMS), que establece que al año se suicidan en el mundo un millón de personas, lo cual se traduce en una muerte cada 40 segundos.
En este mismo sentido la OMS, ha desarrollado campañas a nivel global para la reducción de este tipo de casos, incluso dedicando un día al año para la prevención del suicidio: El 10 de septiembre.
Según esta organización, el suicidio afecta a personas entre los 15 y 44 años, como primera causa de muerte y a un grupo entre los 10 y los 24 años, como segunda causa de deceso.
Frente a esto señala Mary, la personificación de esta gran iniciativa a nivel latinoamericano, que “Las personas que sufran por diferentes circunstancias, por separaciones, porque no encuentran razones para vivir, porque han tenido la muerte de un ser querido y no saben afrontar esa situación, porque son persona que reciben maltrato tanto físico como psicológico o personas que quieran salir de algún tipo de adicción, pueden llamar a este teléfono de la esperanza”.
Esta iniciativa necesita gran apoyo por parte de las personas que quieran a través de su voz y una formación en cursos, talleres y seminarios, aportar un granito de arena.
Se necesita de todos los sectores de la sociedad para la prevención de este fenómeno que se ha multiplicado en nuestro tiempo. Sectores que pueden incluirse al llamar en Colombia al 323 24 25.
Por Sergio Claassen