Opinión

MIENTRAS SE LES CAE LA ESTANTERÍA, VAN POR EL CONTRATO DEL RECAUDO DEL MÍO

Manuel Tiberio Bermúdez Por Manuel Tiberio Bermúdez
Aquí, en Santiago de Cali, se sienten pasos de animal grande, porque algunos de los patricios le han echado el ojo a la empresa encargada del recaudo, la gestión y el control del MIO: a La Unión Temporal Recaudo y Tecnología, UTR&T, empresa que pudo comenzar su labor, por mandato judicial en agosto de 2008, después de sortear historias que darían para tres o cuatro libros gordos.
En los mentideros cercanos al mundo del transporte, se insiste en que hay poderosos personajes interesados en quedarse con el sistema de información y de recaudo del MIO.
Esa podría ser la explicación de la andanada, que en contra de ese sistema, ha lanzado la anterior presidente de Metrocali por diario El País, enfatizando que no existe transparencia en el recaudo.
Porque, según los estudiosos del tema, los problemas de la operación del Sistema Unificado de Transporte y las afugias económicas que sacuden tanto a los operadores, a la UTR&T, como a la propia Metrocali, se deben, principalmente, a tres circunstancias:
1. Al retraso que desde el comienzo tuvieron las obras, especialmente a que se cambió el diseño inicial que comenzaba por la construcción de la troncal de Aguablanca, que sería la que aportaría la mitad de los usuarios. El comenzar por donde no había pasajeros, fue y sigue siendo catastrófico para todos.

2. A los retrasos de la puesta en funcionamiento del Sistema Unificado de Recaudo SIUR, porque hubo de surtirse dos licitaciones, para que se pudiera contar con ese instrumento esencial y que la ciudad al fin pudiera ver rodando los buses. El problema para los operadores fue especialmente terrible, porque ante la falta de decisión sobre el SIUR, se acentuó su lucro cesante, dado que ya se habían adquirido, a crédito, los nuevos buses.

3. A los desaciertos en la conducción de Metrocali por parte de la doctora María del Pilar Rodríguez, quien a su ingreso encontró algunos problemas operacionales, fundamentalmente de cobertura, fácilmente subsanables con los nuevos buses y con un plan de trabajo con buen detalle. Pero no. La presidente agotó su tiempo buscando culpables en la pasada administración o en el SIUR; sacó a la memoria de la operación que era el doctor Juan Carlos Orobio; y explosionó los servicios personales, sobre todo con personas de Bogotá, que no conocían ni conocen la ciudad. Mejor dicho, descuidó la operación. El resultado es que literalmente quebraron a los operadores, dejándolo casi listos para que lleguen nuevos operadores foráneos, aupados por algunos patricios con pisadas de animal grande.

Hay que reconocer que la administración del doctor Ospina, a la que intentan ahora, darle palo por todo; fue la que se concentró en solucionar los dos primeros inconvenientes reseñados, para que el sistema empezara a funcionar. Esto es: acatar el mandato judicial sobre la puesta en funcionamiento del SIUR, y acometer y terminar la troncal de Aguablanca.

Lo cierto es que la doctora María del Pilar Rodríguez, sólo después de renunciar a su cargo se lanzó a despotricar contra el sistema de recaudo, achacándole a la UTR&T problemas de transparencia, a los cuales no se refirió en el año y medio en que estuvo al frente de Metrocali.
Peor aún, ni siquiera se percató que al sistema de recaudo se le habían hecho tres auditorías por parte de los operadores y por la propia Metrocali, en las cuales, tres firmas diferentes concluyeron la confiabilidad del software de recaudo.
Ahora, con la llegada del próximo presidente de Metrocali, el ingeniero univalluno Luis Fernando Sandoval, quien viene precedido de notables pergaminos en el campo administrativo, es razonable esperar un timonazo para que nunca llegue el día en que los modernos buses del MIO, paren como lo pronostican los más escépticos.
Y para que se concentre en donde están los problemas y no los busque, como su predecesora, con los ojos del odio contra la exitosa administración anterior.

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