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Opinión

Putas, putos, drogas y amanecederos

jose-luis-ramirez Por: Jose Luis Ramirez
Bogotá es un laberinto. En una década se ha aumentado en un doscientos por ciento la actividad de la rumba con sexo. Y como pasante, la droga.

Casas de citas, bares, bar arte, night clubs, casinos, clubes sociales, lo más nombrado en la ciudad: las whiskerías y los amanecederos con servicios sexuales pululan por toda la ciudad. Olor a cigarrillo, alcohol, sudor y cerveza caracterizan estos lugares.

No se sorprenda, querido lector, si un día al despertar, encuentra al lado de su apartamento o casa un amanecedero, donde se le da rienda suelta a todo tipo de fantasía sexual, con menores de edad, y con unos cuantos voltios de más de música que no le permiten dormir.

Con nombres rebuscados, luces de neón anuncian la presencia de las ‘Niñas del Oeste’ en Chapinero, Whiskería Mary, para curar todo tipo de ‘dolencias’.

Otros de estos lugares se camuflan en boutiques, salones de belleza, centros de masaje reconocidos, como ‘Las paisas club’, en el centro de Bogotá, la Piscina, Lido, Lancaster. Las abejitas, en el norte de la ciudad, en la calle 116, desde la 72 hasta la 100. Miles de sitios donde le complacen cualquier deseo o fantasía sexual. Donde el referido es lo más importante. Cabinas de video y bares swinger.

Y por el otro lado de la ciudad: Siete de Agosto, Doce de Octubre, Fontibón, avenida Boyacá, Primero de Mayo, Restrepo, Ciudad Bolívar, San Carlos, Tunjuelito, Bosa, y hasta Soacha. No queda sana ninguna localidad. Todas tienen qué mostrar.

No se sorprenda. No se dé golpes de pecho. No se asuste. Y sobre todo, no se queje. Ninguna de estas actividades es prohibida. Para eso son esos lugares: para beber, para amanecer, para espectáculos al desnudo.

Y no se quiere ver envuelto en este mundo, no asista, no vaya, no busque refugio en las autoridades, porque hartas muestras han dado de su incapacidad para controlar cuando estos espectáculos afectan a los vecinos con riñas, muertes o escándalos.

Nadie se salva de este tipo de rumba. A cualquiera puede llevar hasta la tumba.

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