El investigador sueco Fredrik Colting creó el Tikker, un «reloj de la muerte» que señala los años, los meses, los días, los minutos y los segundos que quedan para que su propietario fallezca. Con un precio económico estimado en los 43 euros (unos 130 mil pesos).
«La vida de cada uno de nosotros no tiene una fecha de caducidad y aunque se tienda a evitar el argumento, la muerte no es una sorpresa para ninguno y aunque no es negociable, la vida sí lo es. Es por esto que tenemos que aprender a amarla y a aprovechar cada momento, siguiendo nuestro corazón», señaló Colting.
Antes de poner en marcha el reloj, su dueño tendrá que responder a una serie de preguntas sin ningún fundamento científico sobre su historia clínica y familiar (casos de alergia o enfermedades crónicas) y acerca de sus hábitos de consumo (alcohol, humo, dieta), la actividad física que practica y el propio peso.
Tras el recuento de puntos el usuario obtendrá la fecha de su muerte y Tikker empezará a consumir el tiempo restante.
«Más que un reloj de la muerte lo considero una especie de aparato de la felicidad. La idea de desarrollar este experimento me vino después de la muerte de mi abuelo, quien me hizo reflexionar sobre la caducidad de la vida y me hizo entender la importancia de disfrutar de cada momento, porque si todos fuéramos conscientes de que se aproxima nuestro fin realizaríamos seguramente elecciones mejores. Esto es por lo que más que un reloj de la muerte lo considero una especie de aparato de la felicidad», dijo Colting al diario Daily Express.
La única cuenta regresiva que está en marcha es la del sitio web de crowdfunding Kickstarter, donde el Tikker Team, formado por Colting, el diseñador sueco Gustaf Wollin y la experta de marketing Rebecca deRosa espera recaudar cerca de 18.500 euros antes del 1 de noviembre con las ventas de estos relojes.
Santa Fe con agencias
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