Opinión

Los ’empuercadores’

mauricio-botero-caicedo Por Mauricio Botero Caicedo

En la mayoría de las ciudades del país, pero muy especialmente en la capital, existe un par de tribus cuyos miembros o actores creen sinceramente que tienen el derecho divino y constitucional de ‘empuercar’ la ciudad. Las tribus en esencia son dos: los ‘carteleros’ y los ‘grafiteros’. Radicalmente diferentes, las dos agrupaciones no actúan de manera coordinada. Lo que si las une e identifica es el daño que hacen a las urbes y el total y absoluto desprecio por la sociedad civil, que a la hora de la verdad somos la inmensa mayoría de los citadinos.

Los ‘carteleros’ son los que se dedican, por encargo de algún intermediario de medios o de publicidad y obviamente bajo un incentivo económico, a pegar a lo largo y ancho de la ciudad (utilizando un repugnante ‘engrudo’) folios con todo tipo de anuncios. Generalmente los ‘carteleros’ anuncian eventos supuestamente culturales como conciertos, recitales, y obras teatrales. En épocas electorales la colocación de carteles se multiplica por diez y todo candidato, por insignificante sea (el candidato o el partido), o el puesto a que aspire, se siente en el deber y obligación de plasmar en cada uno de los postes de la ciudad su nombre, su partido, o su programa.

Respecto a los ‘carteleros’ hay un detalle que a todas luces es incongruente: En parte de las paredes de la ciudad aparece un aviso que dice “PROHIBIDO FIJAR CARTELES. RESPONSABLE LA EMPRESA ANUNCIADORA” ¿Cuántos lectores saben si un anunciador, o un político, una empresa, o un partido político haya sido condenado por ‘empuercar’ la ciudad? ¿Alguna empresa anunciadora ha asumido la responsabilidad de limpiar el daño que han hecho a las paredes, postes y puentes? Tengo la certeza que la tal “RESPONSABILIDAD DE LA EMPRESA ANUNCIADORA” no deja de ser un inoficioso ‘canto a la bandera’ cuyo impacto real es nulo.

La segunda tribu son los ‘grafiteros’ que generalmente actúan por su cuenta. (Los ‘mamertos’ de la Distrital, la Nacional, y la Pedagógica, siguiendo ordenes de las milicias de las Farc o del Partido Comunista se pasan es escribiendo sandeces como ‘Abajo el imperialismo yanqui’). El ‘grafitero’ suele ser un solitario que pretende mostrar al mundo su enorme talento artístico. Que el ‘lienzo’ en que pintan sea un puente, un poste, un cementerio, un andén, una obra de arte, o una pared, les importa un pepino. Un ‘grafitero’ armado con una caneca de pintura realmente considera que la ciudad entera tiene obligación de convertirse en sujeta pasiva de su arte. El que a la inmensa mayoría de los citadinos nos parezca repugnante los ‘grafitis’, los tiene sin cuidado.

La calle 26, especialmente entre la avenida circunvalar y la Universidad Nacional es el ejemplo claro de como dos tribus se han encargado de ‘empuercar’ la ciudad bajo la imbécil y cómplice mirada de las autoridades. Si estás tribus insisten en su derecho de ‘empuercar’ algo, que lo hagan en las paredes de los cuartos sus ‘mamacitas’, o en las oficinas de las empresas que contratan a los ‘carteleros’. ¡No podemos seguir permitiendo que unos pocos sigan destrozando a su libre discreción la ciudad en que vivimos¡ Pero mientras haya total impunidad – por no hablar de complicidad – podemos tener la seguridad que las tribus de ‘carteleros’ y ‘grafiteros’ no van a desistir en su empeño de ‘empuercar’ indefinidamente nuestras urbes.

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