Sujeto asesina a martillazos a dos colombianas en EEUU por creer que eran brujas
–Un sujeto de nacionalidad argentina asesinó a dos mujeres colombianas, madre e hija, en el Distrito de Queens, área metropolitana de Nueva York, Estados Unidos, porque “eran brujas”, según lo confesó él mismo cuando llamó a las autoridades locales para dar a conocer el pavoroso hecho.
Estrella Castañeda, de 56 años y su hija Lina, de 25 fueron ultimadas a martillazos por el individuo en su propia casa en East Elmhurst, Queens, cerca al Aeropuerto La Guardia de Nueva York.
Lina era novia del homicida.
“Apresúrense, están muertas. Yo las maté porque son brujas”, dijo Carlos Amarillo, de 44 años de edad, cuando llamó al 911, de acuerdo con la versión que entrega hoy “El Diario” de Nueva York en su página web.
“Quiero que la Policía me mate. Yo las maté con un martillo”, continuó diciendo el sujeto.
Según el informativo, cuando los agentes llegaron al lugar de los hechos, encontraron a Amarillo que caminaba en el exterior de la residencia con una biblia y reiteró lo dicho: “Yo las maté, yo las maté”.
Al entrar al domicilio, hallaron a Estrella en su cama boca arriba y con una almohada en la cara. Había sangre en la dormitorio y las paredes, y un estuche del martillo junto a su cuerpo.
La escena terrorífica continuó cuando entraron al cuarto de Lina y la encontraron en el piso boca abajo, y el martillo cerca de su cuerpo, que estaba cubierto parcialmente. Los cuerpos mostraban varios golpes en la cabeza.
En el mismo cuarto, hallaron con vida a la pequeña hija de Lina, de siete años. Estaba en la cama y sin heridas visibles. Se cree que la menor fue testigo del monstruoso crimen.
Una mujer que se identificó como familiar, dijo que Carlos, el hijo mayor de Estrella, se hizo cargo de la pequeña.
Según la mujer, Amarillo no merece la muerte sino pasar un infierno en la cárcel por el resto de su vida.
Otros vecinos manifestaron que escucharon ruido de martillazos. El ecuatoriano Christian Carrión relató: “Estaba recostado contra la pared y sentí cuando se movió. Me quité los audífonos, pero no escuché gritos ni nada”.
Según Carrión, Lina trabajaba en un restaurante en la Avenida Roosevelt, lo cual fue confirmado por una empleada.
“Sí trabajó un tiempo, adentro en la barra de los jugos. Era una muchacha muy callada, casi no hablaba pero sí nos dijo que tenía una niña”, indicó una mesera que prefirió no dar su nombre. “Es un crimen terrible, una cosa impresionante”.
Amarillo enfrenta dos cargos de asesinato en primer grado y dos cargos por posesión criminal de arma.
De ser encontrado culpable, Amarrillo puede enfrentar una sentencia de cadena perpetua.