Colombia conmemora 25 años del magnicidio de Luis Carlos Galán
Este lunes se cumplen 25 años del magnicidio del líder liberal, Luis Carlos Galán, asesinado el 18 de agosto de 1989 en la plaza principal de Soacha, cuando parecía ser el candidato más firme para ocupar la Presidencia de la República de Colombia.
Este lunes, en la plaza del Municipio de Soacha, la misma donde hoy hace un cuarto un siglo, las balas de un sicario acabaron con la vida de uno de los líderes políticos más importantes de la historia reciente del país, se reunieron familiares, amigos y seguidores para rendir un homenaje póstumo al mítico político liberal.
En ese punto fue presentada hoy una estatua en su honor, para conmemorar los 25 años del magnicidio que generó un cambio estructural en la política moderna colombiana.
“¡Porque se puede eliminar a los hombres, pero a las ideas no!, conmemoramos 25 años de magnicidio de Luis Carlos Galán”, señaló el alcalde de Soacha, Juan Carlos Nemocón, al descubrir el manto que cobijaba la estatua del caudillo.
A su turno, el senador Carlos Fernando Galán, agradeció el gesto de la comunidad y de la Alcaldía municipal, asumiendo un compromiso con los soachunos para que superen el flagelo de la violencia que viene azotando este municipio.
“Es injusto que Soacha tenga que vivir con el estigma de violencia simplemente porque aquí murió Luis Carlos Galán. Es un municipio que ha sufrido muchos problemas de violencia y desplazamiento, tenemos que trabajar para sacarlo adelante, y por eso desde hoy nos declaramos Soachunos”, señaló el Senador liberal, e hijo Mayor de Luis Carlos Galán.
“Las ideas de mi padre siguen vivas al igual que las amenazas que enfrentó. Tenemos que recuperar su legado y actuar en política siendo coherentes en la forma como él actuó y la manera en luchar contra la mafia como él lo hizo”, manifestó el Senador.
En el acto fueron condecorados el exconcejal de Soacha, Julio Cesar Peñaloza y Santiago Cuervo, escolta de Galán.
El Magnicidio
El asesinato fue una tragedia que marcaría para siempre la historia de un país que vivía momentos terribles de violencia con el auge de Pablo Escobar y sus secuaces, el cartel de Medellín, quienes habían logrado establecer fuertes vínculos con las altas esferas políticas colombianas.
Galán, liberal y exministro de Educación del Gobierno de Miguel Patrana, quería desafiar a la dinámica que gobernaba Colombia y bajo la frase: “Ni un paso atrás, siempre adelante, y lo que fuera menester, sea”, decidió defender hasta el final la lucha contra la corrupción, la violencia y el narcotráfico.
“A pesar de que era un niño, recuerdo lo que estaba ocurriendo. Los asesinatos de Rodrigo Lara (ministro de Justicia), Jaime Pardo Leal (de la Unión Patriótica), Guillermo Cano (director de El Espectador). Todos en casa sabíamos que papá era un hombre amenazado y que Colombia sufría por los violentos”, rememora su hijo Carlos, según el diario.
Su familia recuerda a Galán, quien era “mamagallista (bromista) por naturaleza”, pero cuyo carácter tuvo que cambiar a la fuerza, cuando sufrió un primer intento de asesinato, el 4 de julio de 1989. Las autoridades lograron detener a los culpables, pero desde entonces sus días estaban contados.
Aquel día fatídico la mujer de Galán, Gloria, le había insistido para que no fuera a una manifestación en Soacha, en el sur de Bogotá. Tenía miedo después del atentado frustrado que se había preparado en su contra y después de los asesinatos unos días antes del magistrado Carlos Valencia García y del coronel Valdemar Franklin, en Antioquia.
Desoyendo los consejos de su familia, Galán se dirigió a Soacha dispuesto a pronunciar un discurso. Saludó a la multitud que lo esperaba y subió a una improvisada tarima, donde le esperaban sus asesinos. De repente, se escuchó la primera ráfaga de balas. Las televisiones colombianas captaron aquel momento histórico que quitó el habla a sus espectadores y que sumió más aún en la oscuridad a una Colombia que, por aquel entonces, nunca se quitaba el luto.
UN MAGNICIDIO CUBIERTO DE DUDAS
Aunque una buena parte del país critica la impunidad del asesinato del líder liberal, la Fiscalía tiene una lista de condenados y una hipótesis clara sobre los motivos de este crimen, que estaría vinculado con otros cuatro magnicidios.
Tras años de investigación, y tras el asesinato de ocho de los testigos del caso, entre ellos los propios sicarios, los fiscales sostienen que Galán fue asesinado por una alianza criminal entre enemigos, que bajo el liderazgo de Pablo Escobar pretendían acabar con aquellos líderes en contra del crimen organizado que tuvieran posibilidades de alcanzar el poder.
Entre los ya condenados y acusados del caso se encuentran el narcotraficante John Jairo Velásquez, alias ‘Popeye’; el exministro Alberto Santofimio Botero; los coroneles de la Policía Manuel Antonio González; el ex comandante del primer distrito de Soacha Luis Felipe Montilla; además del general en retiro Miguel Maza Márquez, quien recientemente ha sido llamado a juicio.
Según la Fiscalía, entre los testigos e implicados en el caso que han sido asesinados a lo largo de los años estaría el responsable del homicidio.
Sobre los avances y obstáculos que ha tenido la investigación por el asesinato de Galán, su hijo Carlos ha hablado también de presuntos vínculos del clan de los Ochoa con el asesinato de su padre, según ha informado Caracol Radio.
Otro miembro de la familia, el exconcejal de Bogotá y hermano del liberal, Antonio Galán, ha destacado que desde el principio de las investigaciones fuerzas oscuras llevaron hacia otros sectores las investigaciones e hicieron que inocentes pagarán cárcel por un delito que no cometieron.
Nueva Prueba
Según los investigadores del caso, hay una carta que el próximo 22 de octubre, cuando se adelante un juicio contra los dos coroneles implicados, podría dar nuevas pistas del crimen.
La carta es un testimonio de un cabo de la Policía que formaba parte del grupo motorizado que se encargaba de la seguridad en la plaza de Soacha para el evento de Galán.
Supuestamente, este testigo tendría información de quienes ordenaron alterar la seguridad del candidato presidencial y tuvieron el poder de manipular los informes de la Policía de Soacha.
Este testigo, identificado como José Ariza Lancheros, habría permanecido escondido y con seguridad durante varios años y, al parecer, tendría pruebas para resolver uno de los magnicidios a manos de cartel más importantes y más controvertidos del país.
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