La Agencia Espacial Europea ha demostrado que las estrellas muertas del tipo “enana blanca” pueden reactivarse y estallar como supernovas. El hallazgo se produce tras la primera detección de la firma, en rayos gamma, de elementos radioactivos creados en una de estas explosiones.
Este descubrimiento lo hizo un equipo de astrónomos, observando con el telescopio de rayos gamma de la ESA “Integral”, las explosiones en cuestión son las supernovas de tipo “Ia”, de las que se sospecha hace tiempo que son el resultado de la explosión de una “enana blanca” que interacciona con una estrella compañera. Sin embargo hasta ahora nunca se había tenido pruebas definitivas de la implicación de las “enanas blancas” en las explosiones de supernova.
Para Eugene Churazov, del Instituto de Investigación Espacia en Moscú y el Instituto Max Planck de Astrofísica en Garching, Alemania, el “integral es perfectamente capaz de detectar la firma química de la fusión, pero hemos tenido que esperar más de diez años para cazar una supernova cercana, en una oportunidad de las que se presentan una vez en la vida”.
Aunque las supernovas de tipo” Ia” deben de ser frecuentes en el universo, si se considera una única galaxia la frecuencia es de una supernova cada pocos cientos de años.
Integral tuvo su oportunidad el 21 de enero de este año, cuando en el observatorio universitario de Mill Hill, del University College London, un grupo de estudiantes descubrieron una supernova de tipo “Ia” en la galaxia vecina M82.
La teoría de estas explosiones predice que el carbono y el oxígeno de una enana blanca deberían fusionarse, durante la explosión, en níquel radioactivo. Este níquel debería desintegrarse rápidamente en cobalto radioactivo, que a su vez debería decaer, en un periodo de tiempo algo más largo, en hierro estable.
Estudiando con Integral las secuelas de la explosión de supernova los investigadores buscaron la firma de la desintegración del cobalto, y no solo la encontraron, sino que las cantidades coincidían exactamente con las predichas por los modelos.
“Los espectros obtenidos con Integral 50 días después de la explosión se ajustan de forma excelente a lo que esperábamos medir de la desintegración del cobalto en los restos de una enana blanca”, dice Churazov, primer autor de una publicación, en la revistaNature, que describe este trabajo.ç
Ahora que la teoría está confirmada, otros astrónomos podrán adentrarse en los detalles del proceso. En concreto estudiarán, para empezar, cuál es el detonante de la explosión de la enana blanca.