Opinión

BODAS DE ORO PEDAGÓGICAS

Carlos Fradique Carlos Fradique-Méndez
Abogado de Familia y para la Familia
DIPLOMADO EN EDUCACIÓN PARA LA VIDA EN FAMILIA
Reconocer que los maestros son como nuestros segundos padres y que por esta razón merecen respeto personal y atención a sus orientaciones, es un avance para proteger el poco de familia que nos queda.

En 1964, de manos del Doctor Carlos Julio Calderón, el profesor que intuyó que el joven Gabriel García Márquez tenía madera para ser un gran escritor, 51 estudiantes de la Normal Superior de Cundinamarca en Zipaquirá recibimos el grado de MAESTRO SUPERIOR y se nos encomendó la misión de enseñar la ciencia y el amor. Todos cumplimos la tarea tanto en la escuela como en la sociedad y en nuestros hogares.

Es verdad que no todos fuimos docentes de tiempo completo y que varios nos graduamos en otras disciplinas, pero lo que si es cierto es que todos en nuestros diferentes campos como profesores, rectores, empresarios, empleados calificados, profesionales independientes hemos tenido éxito como personas, padres de familia y ahora dedicados en buena parte al papel de abuelos con el que nuestros nietos obtendrán un importante valor agregado en su formación personal, en su percepción de conocimientos y en su educación entendida como preparación para desempeñarse correcta y decentemente en su núcleo social.

Lo maravilloso de este selecto grupo de pedagogos es que durante 50 años hemos mantenido vivos los lazos de afecto, amistad, hermandad y familiaridad, extendida esta última a nuestros respectivos hogares.

Para celebrar nuestras bodas de oro nos reunimos en el Colegio, ahora con programas de formación de bachilleres empresariales, el pasado viernes 26 de septiembre y en un acto académico rendimos cuentas de nuestra labor, hicimos un balance de la Educación en Colombia e hicimos una declaración en la que señalamos los temas más importantes que deben tenerse en cuenta para lograr una excelente educación, llave del progreso patrio y puerta de la sana convivencia, como lo pretende el Gobierno Nacional.

Nos encontramos veintiún compañeros de cuerpo presente, cinco de corazón porque no pudieron asistir por razones personalísimas y cuatro que nos arrebató la inexorable muerte. Dos profesores de los pocos sobrevivientes nos enviaron saludos fraternos con la certeza de tienen grata memoria de nuestro desempeño como estudiantes y de que se sienten orgullosos de haber contribuido en algo en la formación de las excelentes personas y ciudadanos en que nos hemos convertido.

Y fue muy enriquecedor que un importante grupo de estudiantes del Colegio pudieran compartir nuestras experiencias y seguramente que se hayan entusiasmado para rediseñar su futuro de tal manera que serán profesionales exitosos, ganadores, ejemplo de empresarios tanto en sus empresas industriales como en su hogar que es la más importante empresa de la sociedad.

En nuestra declaración por la educación del siglo XXI, destacamos que la educación es la llave de la puerta del progreso nacional, que es un derecho fundamental que debe garantizarse y hacerse efectivo de manera universal de tal manera que se afiancen valores humanos para formar una buena sociedad, principios éticos para fomentar el respeto y la convivencia de todas las ideas que proclaman la dignidad del ser humano y que deben armonizarse con las bases morales recibidas en la familia y consolidadas en la sociedad y por sobretodo una educación para la tolerancia, para la democracia, para la paz que todos los colombianos anhelamos para fortalecer para el bien a nuestras familias, nuestra sociedad y Colombia entera.

Destacamos la importancia de la participación efectiva de la familia en los procesos educativos de los niños, niñas y adolescentes, de tal manera que padres, maestros y directivos docentes hagan parte de un equipo comprometido en la formación de los ciudadanos de la nueva Colombia.

Le haremos saber al Gobierno Nacional que si quiere conocer de primera mano las bondades de la jornada única estamos dispuestos a compartir en la teoría y en la práctica los resultados de una educación de tiempo completo, como la que recibimos con la participación efectiva de la familia y la sociedad.

Por supuesto que no podíamos dejar de recomendar que se profesionalice con dignidad y decoro al maestro de tal manera que vuelva a ser el profesional más respetable y respetado en su medio social, para lo cual se requiere excelente preparación permanente con evaluaciones periódicas y salarios dignos en proporción a su labor desempeñada.

Por lo limitado del espacio no puedo transcribir los demás temas de la declaración.

Bogotá, 29 de septiembre de 2014

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