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Violencia sexual en el conflicto, un asunto invisible en Colombia; Buenaventura la ciudad del horror

Buenaventura puerta colombiana al Pacífico
Buenaventura puerta colombiana al Pacífico
–La violencia sexual en el marco del conflicto es un asunto invisible en Colombia; las cifras oficiales registran 6,8 millones de víctimas, pero solo 6.360 han reportado haber sido agredidas sexualmente.

Así lo señala hoy el influyente diario español “El País”, que agrega que el “subregistro se debe, entre otras razones, a la desconfianza en las autoridades, la impunidad, la vergüenza, la estigmatización y también al miedo”.

Las precisiones corresponden a un informe enviado desde Bogotá por la periodista Elizabeth Reyes, que destaca en primera página y que centra en la ciudad de Buenaventura, “el municipio con más desplazados en un país que solo Siria supera en este flagelo” y “el puerto más importante del Pacífico colombiano que durante años ha sido azotado por diferentes grupos armados y hoy está asfixiado por dos bandas criminales que lo han convertido en la ciudad del horror”.

La publicación se centra en esta ciudad colombiana, al abordar el tema de “las mariposas de Buenaventura”, “un colectivo que apoya a víctimas de violencia sexual en una de las ciudades más peligrosas de Colombia”, según lo afirma, a propósito del premio Nansen que recibió este lunes en Ginebra (Suiza) de parte de la ONU.

El galardón, destaca el diario, lo entrega desde hace 60 años el organismo internacional como reconocimiento al trabajo en favor de los refugiados.

Maritza, una de las "mariposas" de Buenaventura
Maritza, una de las “mariposas” de Buenaventura
Alrededor de un reportaje con Gloria Amparo Arboleda, una “mujer de piel negra y líder de su población que la llaman la profe”, quien “junto con otras mujeres creó “un colectivo que llamaron Red Mariposas de Alas Nuevas Construyendo Futuro”, presenta una visión de la situación de violencia y de criminalidad en el principal puerto marítimo colombiano sobre el Oceáno Pacífico.

Al efecto, reseña que un informe del Consejo Noruego para Refugiados reveló casos brutales en Buenaventura.

“A una conocida la sacaron de la casa (el marido estaba preso, ahora está fuera del país). Unos tipos armados la violaron, (sus) dos niños vieron… del susto no pudieron avisar a nadie, la descuartizaron, la encontraron en una bolsa negra”.

Gloria y otras mujeres–señala el informe– crearon un colectivo que llamaron Red Mariposas de Alas Nuevas Construyendo Futuro, que en el puerto se conoce como las mariposas. Su idea era ayudar a mujeres que han sido forzadas a abandonar su hogar y han sobrevivido a la violencia sexual, un delito que ha marcado la vida de al menos el 50% de las desplazadas en Colombia, donde el conflicto ya se cobra 220.000 muertos”.

Agrega que “las mariposas, sobre todo, escuchan y cuentan con orgullo que han ayudado a más de 1.000 mujeres y sus familias. Son una red de amigas que se acompañan unas a otras. “Que si te violaron, que si se llevan a tu hija, que el tipo te pega todos los días, que te amenaza con matarte. Pero en medio de una guerra no puedes salir a gritarlo, entonces nuestra estrategia ha sido el comadreo (padrinazgo)”, cuenta Gloria. El comadreo es una tradición cultural. Se reúnen como si se tratara de talleres de sanación y se cuidan entre sí. “Las acompañamos desde que están llorando hasta que deciden denunciar. Nuestro trabajo es acompañar, bajar la tensión, hacer que se valoren, que reciban atención médica y psicológica e invitarlas a que se capaciten para que puedan salir adelante”, explicó antes de viajar a Ginebra.

“Las mariposas –continúa explicando–se mueven con cautela entre barrios, cambian constantemente sus trayectos, se reúnen a puerta cerrada y la Iglesia se ha convertido en su escudera. “Eso nos tiene vivas”, dice Gloria. Para Mery Medina, quien también recibirá el premio Nansen, estas mujeres poco a poco han ido dejando atrás el miedo. Les pasa como a las mariposas. “A pesar de ser tan bonitas, el inicio de su vida es una lucha, pero la necesitan para que luego su vuelo sea más placentero”.

La publicación subraya que “en Buenaventura viven cerca de 400.000 personas, en su mayoría afrodescendientes” y que “por sus barrios y veredas han pasado guerrillas, paramilitares y ahora están dos bandas criminales que se disputan rutas de droga y el control del menudeo de estupefacientes cometiendo toda clase de abusos contra sus pobladores”.

“Cruzar la calle equivocada puede convertirse en una sentencia de muerte debido a las fronteras invisibles que han impuesto los jefes de estas bandas. Por eso sus habitantes huyen por miles, se desplazan entre barrios y reina la ley del silencio”, precisa.

“En medio están las mujeres. Gloria creció con ello y por eso desde joven ha combatido la violencia contra las mujeres, en un lugar donde esa labor supone un riesgo diario para ella y sus 120 compañeras”, complementa.

Advierte que según la agencia para los refugiados de la ONU, ACNUR, en Buenaventura fueron asesinadas 11 mujeres, tres de ellas descuartizadas el primer semestre del año.

“Allí existen lo que se conoce como “casas de pique”, viviendas de madera en los barrios más pobres donde este año se denunció que desmiembran a personas, incluso vivas. El puerto carga a cuestas ser el municipio con más desplazados en un país que solo Siria supera en este flagelo: 13.000 en 2013 según la ONG Human Rights Watch, a pesar de los esfuerzos del Gobierno por combatir las bandas”.