por Mauricio Botero Caicedo
No es mucha la atención que en Colombia se le está prestando a las protestas en Hong Kong, pero estas manifestaciones tienen la mayor importancia ya que un manejo inepto por parte de Beijing, o un desenlace sangriento va a tener implicaciones a nivel mundial.

El excelente escritor y periodista, Carlos Alberto Montaner hace el siguiente relato en su columna del El Nuevo Herald (Oct. 5/14): “Quienes ocupan las calles y plazas en Hong Kong se resisten a perder la libertad. Ya la han conocido. No quieren que se la arranquen. Han vivido sin miedo. No padecieron la pesadilla del maoísmo ni la malsana estupidez del colectivismo. Se asocian libremente. Leen y opinan lo que les place. Toman sus propias decisiones. Se asoman a Internet y a los canales de radio y televisión internacionales sin interferencia del gobierno. Se han acostumbrado a la protección de un Estado de Derecho, a jueces justos que persiguen la escasa corrupción de los funcionarios públicos, y al sabor y al olor de la libertad. No quieren perder ese inmenso capital. No es aventurado suponer que esos siete millones de habitantes no desean ser gobernados dictatorialmente por los apparatchiks del Partido Comunista. En 1997, cuando Londres le entregó la llave de Hong Kong a China, el acuerdo es que habría un país, pero dos sistemas. Hong Kong seguiría siendo una democracia liberal. Las protestas de Hong Kong son más peligrosas que las de la Plaza de Tiananmen, aun cuando ocurran muy lejos de Pekín, en un remoto confín de China. En Tiananmen, pudieron ser aplastadas de un puñetazo sin pagar por ello un precio económico grave. Hong Kong, en cambio, aunque es una excrecencia geológica de poco más de mil kilómetros cuadrados, con apenas el 0.5 de la población de China –siete millones frente a 1,300–, canaliza el 11% del comercio del país, cuenta con reservas por cuatro billones de dólares (trillones en inglés), posee un per cápita cuatro veces mayor que el de sus conciudadanos, y la pobreza ha sido casi totalmente erradicada. Entrar a saco en Hong Kong sería destruir la vitrina económica de China y una demostración de la peor irracionalidad e inmoralidad posibles.”
Si el gobierno comunista de la República de China pretende someter a los manifestantes en Hong Kong a sangre y fuego, las repercusiones en Occidente van a ser contundentes. Los Estados Unidos, por ejemplo, suspenderían de forma inmediata el comercio lo cuál puede llevar a una frenada en seco de la economía mundial. La situación en esta ciudad es en extremo delicada¡

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Por otro lado hay en América Latina hay un par de cretinos que ya no saben cómo, o con qué barrabasadas llamar la atención. En primer lugar está Nicolás Maduro, quién preside uno de los países más violentos del mundo. Caracas de hecho es la segunda ciudad más violenta del planeta. A raíz del asesinato de un ‘pandillero’ al servicio de ‘chavismo’ (un sicario de nombre Robert Serra), el cretino de Maduro afirma que el autor intelectual de dicho crimen es el ex presidente Álvaro Uribe. Para Maduro no es una venganza por las decenas de asesinatos que Serra cometió como ‘matón oficial’ del régimen; tampoco es un crimen pasional como todo parece indicar. Para el Presidente de Venezuela el asesinato es obra exclusiva de ‘Avaro Uribe. Haciendo abstracción de la manifiesta idiotez de estas pueriles y temerarias acusaciones, lo que no deja de sorprender es el silencio del gobierno colombiano en torno a las infundadas acusaciones del cretino de Nicolás Maduro en contra de un ex presidente de Colombia.
Igualmente está el caso de la loca de Cristina Kirchner en Argentina que grita a diestra y siniestra que los Estados Unidos la quiere asesinar; y si aparece muerta la culpa es de los gringos. Esta desequilibrada mujer ya no encuentra forma de aparecer en los titulares. Su gobierno, a causa de la corrupción, se desmorona. Muy pronto el vicepresidente Amando Bodou terminará detrás de las rejas.
Con mandatarios así, ¿para quién es sorpresa a Latinoamérica el resto del mundo la mire con algo de burla y mucho desdén?