Bogotá

Niños bogotanos podrían sufrir de inatención o hiperactividad

Imagen de archivo
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La presencia del trastorno por déficit de atención e hiperactividad en niños en edad escolar podría ser muy alta en la capital del país, según una investigación de la Universidad del Rosario. De 1.010 niños evaluados, el 25.1% presentó el trastorno asociado a la dificultad para poner atención (inatención) y el 8.5% resultó hiperactivo.

El trastorno mixto (inatento e hiperactivo) se evidenció en el 24.2% de los escolares.

El estudio encontró una relación familiar entre padres e hijos con trastorno de atención, dato importante si se estima que el déficit puede ser heredable en el 76% de los casos.

Un alto índice de niños en Bogotá podrían presentar trastorno por déficit de atención e hiperactividad. Así lo demostró una investigación de la Universidad del Rosario, luego de evaluar 1.010 niños entre 5 y 12 años que estudian en colegios públicos y privados de la ciudad, donde se detectaron 584 niños de la población analizada con el síndrome, una cifra muy alta si se compara con las que aporta hasta el momento la literatura.

El estudio arrojó una prevalencia del déficit de atención del 5.7% en la muestra seleccionada. Esta prevalencia cuantifica la proporción de personas en una población que tienen una enfermedad determinada y el porcentaje se calcula teniendo en cuenta el número de niños afectados y el total de niños en los colegios seleccionados para el análisis (alrededor de 10 mil estudiantes).

¿Qué es el déficit de atención e hiperactividad?

El trastorno por déficit de atención e hiperactividad es una condición común en la infancia que se caracteriza por la dificultad para mantener la atención y puede estar asociada con síntomas persistentes de hiperactividad e impulsividad que afectan la conducta de la persona.

“En el caso de los niños, interfiere en el desempeño académico y en sus relaciones interpersonales. Si no se realiza ningún tipo de tratamiento a tiempo, el niño con déficit de atención puede presentar comportamientos inadecuados en la adolescencia y posteriormente convertirse en un adulto problemático, con bajo desempeño laboral y mucha frustración”, explicó Alberto Vélez, director de la investigación y del Grupo Neurociencias de la Escuela de Medicina y Ciencias de la Salud de la Universidad del Rosario.

Resultados

En la muestra analizada, el 25.1% de los estudiantes presentó el trastorno asociado a la dificultad para poner atención (inatención) y el 8.5% resultó hiperactivo. El trastorno mixto (inatento e hiperactivo) se evidenció en el 24.2% de los escolares.

De acuerdo con estos resultados, el déficit de atención e hiperactividad se identificó más en niños que en niñas, lo cual es congruente con lo que hasta ahora se ha reportado que es alrededor de tres niños por una niña.

“El déficit de atención e hiperactividad se presenta desde muy corta edad en los niños y en algunas ocasiones es acompañado de otros trastornos que aumentan las dificultades para diagnosticarlo y tratarlo, entre ellos trastornos de aprendizaje, de oposición desafiante, de conducta, ansiedad, depresión, desorden afectivo bipolar y el síndrome de Gilles de la Tourette que se caracteriza por la presencia de tics físicos y vocales”, agregó Vélez.

Los genes también aportan

Una de las grandes contribuciones de esta investigación se relaciona con el estudio del déficit de atención desde el punto de vista epidemiológico, clínico y genético. Hasta ahora los estudios realizados se centraban en la parte clínica, es decir, en los signos y síntomas presentados, sin tener en cuenta la historia, los antecedentes, las condiciones generales del paciente y los factores sociales, ambientales y biológicos que pueden interferir en el diagnóstico.

“En Colombia hay varios estudios poblacionales del tema, pero resalta el de Antioquia porque presenta frecuencias muy altas del déficit de atención con variables étnicas muy específicas. Nosotros escogimos la ciudad de Bogotá porque tiene una población más diversa, aquí vive gente de todas partes, así que unimos el conocimiento clínico con el genético para buscar una muestra más representativa del país y hallar un marcador que nos permita tratar de manera acertada el problema”, dijo Alberto Vélez.

Para analizar las variables familiares y moleculares, la investigación contempló el estudio de ocho genes relacionados con procesos de transmisión de información y de plasticidad neuronal. “No hay un único gen responsable del trastorno por déficit de atención e hiperactividad, pero sí existe una combinación de ellos que pueden originar el síndrome. Esto quiere decir que la enfermedad no es monogénica y por lo tanto su estudio es más complejo”, afirmó Paul Laissue, genetista y director del Grupo de Investigación en Genética de la Universidad del Rosario.
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El estudio encontró dentro de la muestra una relación familiar entre padres e hijos con trastorno de atención, dato importante si se tiene en cuenta que actualmente se estima que el déficit puede ser heredable en el 76% de los casos, por ello las variantes genéticas juegan un papel fundamental en el desarrollo del síndrome y posteriormente en su enfoque preventivo.

Según los investigadores, si todo se detecta a tiempo se podrán hacer correctivos pedagógicos y médicos que contribuyan a mejorar esta condición en los niños, “de ahí la importancia de ampliar estos estudios y optimizarlos con técnicas más robustas que desde el punto de vista genético nos permitan aportar mayores elementos de análisis”, aseguró Laissue.

Mención de Honor

El trabajo Caracterización clínica, familiar y molecular en población escolar bogotana diagnosticada con Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad, desarrollado por el Grupo Neurociencias de la Universidad del Rosario, con el apoyo del Grupo de Investigación en Genética de la institución, recibirá el 8 de octubre una Mención de Honor otorgada por la Fundación Alejandro Ángel Escobar, en el marco de los Premios Nacionales de Ciencias y Solidaridad 2014, en el área de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales.

“Creo que es un reconocimiento importante al esfuerzo realizado para unir el trabajo social, clínico y genético que nos permitió hacer nuevos aportes y generar nuevo conocimiento en el diagnóstico y la intervención oportuna del déficit de atención. Con esta investigación hemos motivado a nuevos profesionales que se decidieron por el camino de la investigación y le hemos dado la pauta a los actores que intervienen en el proceso para que participen activamente en el tratamiento, entre ellos a los docentes de los colegios seleccionados y a los padres de familia”, dijo Vélez.

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