Brittany Maynard, una estadounidense de 29 años que sufría un cáncer terminal, cumplió con su decisión de morir voluntariamente -apoyándose en las leyes del estado de Oregón- luego de provocar una ola de debates sobre el derecho a morir.
La mujer, que anunció el mes pasado en un video viral que se quitaría la vida para no sufrir la agonía de su enfermedad, falleció el sábado en su casa rodeada de su familia y amigos más cercanos, tras tomar una dosis letal prescrita por un médico.
“Adiós a todos mis queridos amigos y familiares que amo. Hoy es el día que elegí para irme con dignidad ante mi enfermedad terminal, este terrible cáncer cerebral que se ha llevado tanto de mí… Pero que podría haber tomado mucho más”, escribió a modo de despedida en un mensaje que circuló el domingo ampliamente por las redes sociales, y compartido por millones de usuarios.
“El mundo es un hermoso lugar, los viajes han sido mi mejor maestro, mis amigos cercanos y mis padres son quienes más me han dado. Tengo incluso un círculo de quienes me acompañan en torno a mi cama mientras escribo… Adiós mundo. Compartan buena energía. ¡Vale la pena!”, agregó en su último mensaje.
El grupo Compassion & Choices, que brega por el derecho a morir dignamente y que apoyó a Maynard, afirmó que el amor por la vida, la naturaleza, la pasión y el espíritu de la mujer “perdurarán”.
“En memoria de Brittany, haz lo que más importa. Y dile a los que te importan lo mucho que los amas. Vamos a trabajar para continuar su legado ofreciendo a todos los estadounidenses la oportunidad de finalizar su vida”, señaló la presidenta de la asociación, Barbara Coombs Lee.
– Planear una muerte digna –
El caso de Maynard ha acaparado los titulares de la prensa internacional y ha reabierto el debate en Estados Unidos sobre el derecho al suicidio asistido, sobre todo en personas jóvenes.
Pero la prudencia y respeto de los medios locales hacia la decisión de Maynard también refleja la división de la opinión pública sobre esta práctica.
Una encuesta realizada en mayo por la empresa Gallup arrojó resultados contrastados en función de la pregunta. Mientras un 70% de la población apoya que un médico “ponga fin a la vida de un paciente mediante un método indoloro”, el 51% avala que un médico “ayude a un paciente a suicidarse”.
Los datos de un sondeo del centro Pew Research del año pasado mostraron que 47% de los estadounidenses apoyaba el suicidio asistido, frente a un 49% que lo rechazaba.
Entre los médicos también hay pensamientos divergentes. El diario The Washington Post citó este lunes una encuesta realizada por la publicación New England Journal of Medicine en 2013, según la cual el 67% de más de 1.700 médicos preguntados estaba en contra de esta práctica.
Maynard anunció a principios de octubre, en un vídeo que conmocionó a las redes sociales, que acabaría con su vida el 1 de noviembre para no sufrir los estragos del tumor cerebral.
Los médicos le dieron seis meses de vida tras diagnosticarle en enero un glioblastoma, un cáncer en el cerebro agresivo e incurable que le produciría una muerte muy dolorosa.
Tras conocer la noticia, Maynard y su esposo, Daniel Diaz, decidieron en junio mudarse de California al vecino Oregón, al ser uno de los pocos estados de Estados Unidos que permite la eutanasia.
Un médico podía, en consecuencia, recetarle los medicamentos necesarios para terminar con su vida, una combinación letal de barbitúricos, según dijo un portavoz de la mujer hace unas semanas.
“Los pensamientos que uno tiene cuando descubres que te queda tan poco tiempo es que necesitas decirle a todo el mundo que los quieres”, contó en octubre en el video en el que anunció sus planes, que ya ha tenido más de 10 millones de visitas en YouTube.
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