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Papás y mamás ignoran forma correcta de acostar un bebé y lo exponen a la “muerte súbita”

bebe2–Según un estudio realizado por la Universidad Nacional los papás y mamás novatos en Bogotá desconocen o ignoran la forma correcta de acostar a un bebé y realizan practicas inadecuadas, poniendo en alto riesgo a los lactantes, incluso a la llamada “muerte súbita”.

La conclusión del estudio corresponde a una encuesta realizada entre 1.101 padres y madres de familia en la capital de la república, quienes en su gran mayoría afirmó que no sabían cual era la forma adecuada de acostar a su bebé, reveló una de las autoras, María Luisa Latorre, estudiante del Doctorado en Salud Pública de la Universidad Nacional.

Pero no solo los padres de familia, sino también los profesionales de la salud desconocen las medidas de sueño seguro, lo que conlleva a la realización de prácticas inadecuadas y pone en riesgo a un alto número de lactantes, añadió la investigadora, citada en un informe publicado por la Agencia de Noticias de la Universidad Nacional.

Por eso, según la experta, es importante tener en cuenta las siguientes recomendaciones para lograr un sueño seguro: Una de ella es la posición al dormir. Esta debe ser de decúbito supino (boca arriba), aunque para muchas familias, e incluso para muchos médicos, no es fácil aceptar esta recomendación, especialmente por el temor a la broncoaspiración.

bebe.jpgSin embargo, estudios realizados en países desarrollados que han adoptado el cambio en la posición de los lactantes al dormir han demostrado que tal temor es infundado, pues no se ha presentado un incremento en los casos de broncoaspiración, atoramiento o episodios que amenacen la vida.

Otro factor es el colecho, es decir que el niño duerma en la misma cama con sus padres, situación que está asociada a mayor riesgo de accidentes, asfixia, sofocación, caídas y estrangulamiento.

Por eso, la investigadora advierte que lo mejor es que los padres y el lactante compartan la misma habitación, pero en camas separadas, como método para promover la lactancia materna y la vigilancia del infante, previniendo la sofocación accidental y reduciendo el riesgo de síndrome infantil de muerte súbita (SIMS).

El SIMS se define como la muerte inesperada de un infante menor de un año, en la que se ha realizado un análisis completo de la muerte y no se encuentra una causa aparente.

“Hay que tener en cuenta la cama y evitar que el lactante duerma sobre superficies blandas. Además, se debe prescindir de las almohadas o cualquier tipo de objeto blando cerca de la cabeza del niño”, agrega.

Según Latorre, la lactancia materna es un factor protector para evitar el SIMS. Un estudio de casos y controles realizado entre 1998 y 2001 en Alemania, demostró que la lactancia materna reduce el riesgo de este síndrome en un 50 %, en todas las edades de la infancia.

Otra investigación, realizada en California, mostró que el uso del chupo también disminuye el peligro, independientemente del estrato socioeconómico. La razón es que produce microdespertares y evita los sueños profundos que le hacen olvidar al bebé que debe respirar. Por lo tanto, debido al hecho de succionar, se despierta con alguna constancia.

Se calcula que con una campaña que fomente la práctica de estas recomendaciones entre los padres se podría reducir hasta en un 80 % la muerte por este síndrome que, en la gran mayoría de casos, afecta a niños sanos.

Primera causa de muerte en bebés

La doctoranda añade que el SIMS es la primera causa de muerte en niños entre un mes y un año de vida.

En Colombia mueren 370 infantes al año por esta causa, es decir más de uno por día. Estas cifras, obtenidas por autopsias en Medicina Legal y estadísticas del DANE, también revelan que en Bogotá, entre el 2005 y el 2011, murió un bebé cada tres días, es decir alrededor de 120 al año.

Aunque puede afectar a lactantes menores de un año de vida, tiene un pico de incidencia muy bien reconocido entre los dos y cuatro meses. Alrededor del 95 % de los casos se presentan antes de los seis meses.

A principios de la década de los noventa, la incidencia estimada era de entre una y tres muertes por cada 1.000 nacidos vivos, la mayoría, en países industrializados. Con el inicio de las campañas de prevención hubo una reducción de más del 50 % de fallecimientos por esta causa.

A María Luisa Latorre le llama la atención que sean los países desarrollados, con estándares de vida más altos y menos pobreza, los que tengan más investigación sobre este síndrome e intervengan para su disminución, mientras que en Colombia y los países vecinos este se no sea un campo de estudio tan estudiado, incluso cuando se trata de una intervención de bajo costo y que compromete a todos los actores del sector salud y a la comunidad en general.

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