Diciembre y enero, meses que registran más lesionados por pólvora
Las lesiones por pólvora, relacionadas con la fabricación, almacenamiento, transporte, comercialización, pero sobre todo, por la manipulación y uso inadecuado, además de afectar la integridad física y emocional de las personas, producen importantes pérdidas sociales, económicas y ambientales.
En Colombia durante 2013 se registraron 1.494 casos de lesiones por pólvora; el 64% de estos casos corresponden a los meses de diciembre y enero, lo que muestra un comportamiento de ascenso en la temporada decembrina.
Antioquia, Valle, Cauca, Nariño, Bogotá, Norte de Santander y Caldas son los siete territorios que presentaron la mayor cantidad de lesionados por pólvora de acuerdo con el informe del Instituto Nacional de Salud. Estas representan el 83% del total reportado. Sin embargo, este tema continúa con un bajo reporte a nivel nacional, tan sólo el 66% (24 de 36) de las entidades territoriales notifican este tipo de accidentes.
Lo más alarmante es que del total de los casos, el 44% (379) fueron notificados en menores de 18 años, de estos el 26% (100) fueron reportados por el departamento de Antioquia. Esta realidad pone en manifiesto que no se ha aplicado con suficiencia el Decreto 4481 de 2006, el cual reglamenta parcialmente la Ley 670 de 2001, por cuanto los esfuerzos de los adultos no han repercutido en la reducción de estas lesiones en los menores de edad.
Por otra parte, es preocupante el número de casos reportados de intoxicaciones por pólvora en menores de edad. Algunas de estas sustancias contienen fósforo blanco, un elemento letal cuando ingresa al organismo y máximo, el de niños.
Las posibilidades de recuperación de un niño o un adulto que ha consumido accidentalmente fósforo blanco son mínimas si no es atendido dentro de los 30 minutos posteriores a su ingesta, ya que puede provocar una insuficiencia multiorgánica. Según los médicos del Centro de Información de Seguridad de Productos Químicos del CCS, Cisproquim, la ingesta del fósforo blanco por manipulación irresponsable es fatal ya que afecta directamente el corazón y el sistema gastrointestinal específicamente el hígado.
Además de las quemaduras extensas que produce la pólvora con predominio de miembros superiores y tronco, la ingestión de fósforo blanco contenido en ellos puede producir quemaduras de la boca y el esófago, además de dolor de cabeza, convulsiones, coma, arritmias cardiacas. Asimismo, el hígado y el riñón son los órganos que más se afectan, los cuales pueden dañarse entre el segundo y tercer día después de la ingestión. Frente a este tema, el Gobierno Nacional con el Decreto 4481 de 2006 en su artículo 9°, prohibió la producción o fabricación, la manipulación o uso y la comercialización de artículos pirotécnicos o fuegos artificiales que contengan fósforo blanco.
Pese al esfuerzo normativo, se siguen presentando graves accidentes con pólvora, especialmente en la temporada decembrina. Por esta razón, el CCS, unido al llamado del Gobierno Nacional, invita a tomar todas las medidas y precauciones necesarias para prevenir daños a la salud humana, animal o ambiental frente a las lesiones que ocasiona la pólvora, insistiendo en la necesidad de:
· Implementar acciones territoriales orientadas a reducir el riesgo de manipulación e ingesta accidental de artefactos pirotécnicos, con mayor atención en los hogares donde habitan menores de edad.
· Intensificar las estrategias de control de la venta de artefactos pirotécnicos antes y durante los días de celebraciones, además exigir mayores medidas de seguridad en espectáculos donde se utilicen artefactos pirotécnicos.
· Fortalecer la elaboración de planes de contingencia antes de las festividades y evaluar su impacto; de igual manera, desarrollar los ajustes pertinentes por territorio.
· Controlar rigurosamente el expendio, manipulación y transporte de los artefactos pirotécnicos (totes y voladores), los cuales producen lesiones severas tales como amputaciones y quemaduras de tercer grado sobre todo en menores de edad.
· Evaluar en cada entidad territorial, en especial aquellas que lograron reducir la ocurrencia de casos, las medidas que se implementaron antes de la temporada y aclarar cuáles pudieron ser las más exitosas y las que no contribuyeron al control.
· Las campañas promocionales deben ser permanentes y con cambios periódicos en sus contenidos. Se cree que las campañas promocionales han permitido la reducción de lesiones en general y con un impacto positivo en lesiones de niños, por lo que si se establecen podrían prevenir aún más lesiones en las próximas temporadas.