Uribe propone especie de Constituyente para refrendar o rechazar acuerdo de paz con las Farc
–Sin definir claramente si acepta la exhortación que le hizo para que apoye el proceso de paz, el expresidente Alvaro Uribe le respondió este lunes a la carta que le envió al respecto el excomisionado Luis Carlos Restrepo, proponiendo una especie de Constituyente o “congresito” para refrendar o rechazar el eventual acuerdo que firme el gobierno colombiano con las Farc en La Habana, Cuba. Vale la pena recordar que el grupo guerrillero ha demandado siempre una asamblea constituyente con ese objetivo y que con la misma vehemencia, el presidente Juan Manuel Santos la ha rechazado.
Concretamente, Uribe plantea: “Un Órgano Legislativo Transitorio, de elección popular, con la previa y verificada entrega de armas y desmovilización de la FARC, sin la posibilidad de que participen responsables de crímenes atroces, podría ser un mecanismo para la discusión, aprobación, rechazo o modificación de los acuerdos de La Habana”.
Añade que “este mecanismo al menos permitiría el debate y evitaría que el Gobierno entregue el país al terrorismo, a través de un referendo que coincida con otra elección atractiva de votantes, para aprobar todo en nombre de la paz, palabra cautivante que en estos tiempos coincide con fortaleza terrorista a causa del abandono de la seguridad”.
En otro aparte de su carta de respuesta a Restrepo, el expresidente Uribe afirma:
“Tengo este dilema: a ratos pienso que el terrorismo prepara la amenaza de la violencia y la seducción de la paz para elegir un Presidente en 2018 que haga la transición hacia el Gobierno del totalitarismo en 2022; a ratos pienso que el actual Presidente quiere ser, él mismo, el tránsito que le permita a Farc, con cualquier velo, instalar su Gobierno en 2018”.
Los términos del escrito de Uribe Vélez, son los siguientes:
Muy estimado doctor Luis Carlos:
Al saludarlo con el aprecio y la admiración de siempre paso a expresarle unas iniciales reacciones personales a la carta que nos ha hecho llegar a quienes integramos el Centro Democrático:
– El partido es consciente, como primera oposición dentro del establecimiento democrático y ajeno a las maquinarias politiqueras, que como fuente de credibilidad debe estar en el análisis permanente de los asuntos de la Nación;
– Comparto su apreciación sobre la falta de control por parte del Gobierno en el proceso de La Habana como lo acreditan los anuncios recientes de la agrupación terrorista Farc. Más aún, la cesión sin contraprestación debilita de modo creciente la autoridad del Gobierno en el diálogo.
– El cese de actividades criminales, anunciado por Farc, y a condición de que las Fuerzas Armadas suspendan sus acciones, equivale a imponer un cese bilateral para llegar a un armisticio. Esto constituye una nueva humillación a los soldados y policías al ponerlos de igual a igual con el terrorismo. Además, el terrorismo en el pasado se valió de oportunidades semejantes para fortalecer su capacidad criminal.
– El Gobierno nuevamente ha aceptado las condiciones de la Farc y su única objeción ha sido a los veedores propuestos por la organización terrorista.
– El Gobierno no exigió al inicio del proceso, tampoco ahora, que haya un verdadero cese unilateral del crimen por parte de Farc, con un sitio de concentración que haga posible la verificación. En ausencia de esta condición, lo que tenemos es un escalamiento de la intimidación terrorista, que le impone al Gobierno la parálisis de acciones en su contra como requisito para suspender el asesinato de colombianos.
– Sin sitio de concentración no es posible verificar que cesen el asesinato, el secuestro y también el narcotráfico y la extorsión. Estos últimos siguen en aumento como parte de la estrategia de control territorial y sometimiento de la ciudadanía, que los terroristas utilizan con éxito en varias regiones ante la pasividad premeditada del Gobierno, que acepta de hecho no proceder contra ellos, aunque en la víspera salió a negarlo en declaraciones públicas.
– Un Órgano Legislativo Transitorio, de elección popular, con la previa y verificada entrega de armas y desmovilización de la FARC, sin la posibilidad de que participen responsables de crímenes atroces, podría ser un mecanismo para la discusión, aprobación, rechazo o modificación de los acuerdos de La Habana. Este mecanismo al menos permitiría el debate y evitaría que el Gobierno entregue el país al terrorismo, a través de un referendo que coincida con otra elección atractiva de votantes, para aprobar todo en nombre de la paz, palabra cautivante que en estos tiempos coincide con fortaleza terrorista a causa del abandono de la seguridad.
-A diferencia de la Constituyente, el Órgano Legislativo Transitorio, de elección popular, podría precaver la inestabilidad que se deriva de la permanente reforma de la Constitución.
– El Centro Democrático ha expresado sus preocupaciones por los acuerdos parciales de La Habana. En los puntos publicados, en los aplazados y en el preámbulo se advierte un grave riesgo para la economía privada de Colombia.
– El Gobierno, por desfortuna, va por el camino de sacrificar la inversión privada, la confianza doméstica e internacional, el crecimiento económico alto y permanente, y la ampliación sostenible de políticas sociales. La Reforma Tributaria es una prueba al canto, que con tasas de contribución que llegan al 74% de ingresos empresariales, nos sitúa en una de las versiones del Castro Chavismo, que allí donde no lo expropia todo se vale de amenazas, restricciones e impuestos para anular la iniciativa de los particulares. Con otra coincidencia: aquí están prefiriendo el estatismo del derroche en el gasto público que la confianza de los emprendedores y los ingresos de los trabajadores.
– Colombia ha tenido una gran virtud: la protección de nuestra democracia reposa en la laboriosidad de nuestros empresarios y trabajadores y en la abnegación del profesionalismo de nuestros soldados y policías. Sin embargo, el Gobierno ha minado la seguridad a pesar de los soldados y policías y debilita la economía a pesar de los empresarios y trabajadores.
– Tengo este dilema: a ratos pienso que el terrorismo prepara la amenaza de la violencia y la seducción de la paz para elegir un Presidente en 2018 que haga la transición hacia el Gobierno del totalitarismo en 2022; a ratos pienso que el actual Presidente quiere ser, él mismo, el tránsito que le permita a Farc, con cualquier velo, instalar su Gobierno en 2018.
– Preocupa que varios sectores colombianos, que antaño enfrentaron con valor la presión de los criminales para dominar la política, en la actualidad se avengan a abrir las puertas a gobiernos y congresos del mayor cartel de cocaina del mundo, que es campeón en el secuestro y en el “reclutamiento” de menores.
– Para atraer al terrorismo y al mismo tiempo garantizar que todos los sectores acepten concederle impunidad, avanza la politización de la justicia, que rompe el acuerdo democrático de una justicia imparcial aceptada por todas las expresiones ciudadanas. Para vencer la resistencia al indulto general del crimen se judicializa la critica al proceso de La Habana. Y así como ya han coaccionado a algunos militares para que acepten la humillante claudicación ante el terrorismo como requisito para sacarlos de la cárcel, ronda la proposición política de someter a los civiles a la alternativa de congraciarse con la impunidad a la Farc o de irse a prisión.
Estimado doctor Luis Carlos: para usted y su familia los mejores deseos para el año que se avecina. La esperanza de que la persistencia en nuestra tarea nos permita avanzar en la lucha, sin la distancia geográfica del exilio provocado por la injusticia y la ingratitud, a quien como usted le hizo el bien a Colombia de desmovilizar 45 mil criminales y de obligarlos a entregar cerca de 20 mil armas.
Su compatriota,
Álvaro Uribe Vélez