El papa Francisco denunció el fundamentalismo religioso que inspiró las matanzas de París y los conflictos de Oriente Medio en marcha, al decir que los atacantes estaban esclavizados por “formas tergiversadas de religión” que utilizan a Dios como un mero pretexto ideológico para perpetuar asesinatos masivos.
En su discurso anual de política exterior dirigido a embajadores en el Vaticano este lunes, el Papa pidió una respuesta unánime de la comunidad internacional para poner fin a este “terrorismo fundamentalista” en el Medio Oriente. A los líderes musulmanes en particular, pidió que condenen las “interpretaciones extremistas” de su fe que tratan de justificar este tipo de violencia.
El jefe de la Iglesia católica insistió en su llamado a los dirigentes políticos, intelectuales y religiosos musulmanes para que reafirmen de viva voz que el islam no tolera semejante violencia.
Francisco dijo que los ataques son el resultado de una “cultura de usar y tirar” en la que los seres humanos e incluso Dios son abiertamente rechazadas. En alusión a los “trágicos asesinatos” en París, Francisco dijo que sus autores eran “esclavos” de nuevas modas y “formas tergiversadas de religión”.
“El fundamentalismo religioso, incluso antes de que elimine as seres humanos perpetrando asesinatos horrendos, elimina al propio Dios, convirtiéndolo en un mero pretexto ideológico”, añadió.
El pontífice denuncio el “abominable” secuestro y esclavización de niñas por los milicianos Boko Haram en Nigeria y la “inenarrable brutalidad” de la masacre de más de 100 niños por el Talibán en Pakistán.
En referencia a Estados Unidos, Francisco elogió el plan de clausurar la prisión en Guantánamo y el acercamiento reciente entre Washington y La Habana, que él mismo ayudo a provocar. Pidió un cambio de actitud en la aceptación de los refugiados, y dijo que los niños latinoamericanos no acompañados que migran a Estados Unidos “están tanto más en riesgo y necesitan mayores cuidados, atención y protección”.
Expresó la esperanza de que 2015 traiga avances hacia un nuevo acuerdo climático, señalando en una breve desviación de su texto que esto era “urgente”.