El jefe negociador del Gobierno en los diálogos que se adelantan en La Habana, Cuba, con la guerrilla de las Farc-EP, Humberto de la Calle Lombana, aplaudió el anuncio hecho por voceros del grupo insurgente en el que se comprometió a no realizar más reclutamiento de menores de edad. Asimismo manifestó que es un “paso en la dirección correcta” aunque “insuficiente”, ya que los criterios y normas internacionales fijan en 18 años la mayoría de edad.
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Al término de la culminación del ciclo 32 de las conversaciones en La Habana, de la Calle, se refirió a la decisión que tomaron las Farc de no reclutar a menores de 17 años en sus filas guerrilleras.
“Saludamos esta decisión de las Farc. Es un paso en la dirección correcta aunque, a juicio del Gobierno, es todavía insuficiente”, afirmó.
“Insistimos en la necesidad de extender esta decisión a los menores que hoy hacen parte de las filas de las Farc”, indicó De la Calle y aseveró que si bien este “es un gesto importante, no debemos olvidar que el propósito central es la terminación del conflicto”.
Recordó que durante el 32 ciclo de conversaciones que culminó, la mesa de negociación recibió los doce informes y las dos relatorías de los académicos de la Comisión Histórica del Conflicto Armado y sus Víctimas, que recogen los “consensos y disensos que afloraron en el transcurso de sus importantes reflexiones”.
“Fue un ejercicio notable. En el pasado han existido esfuerzos semejantes, no pocas veces frustrados, pero ninguno como producto de un acuerdo en medio de las dificultades propias de un conflicto en desarrollo”, señaló De la Calle, sobre los trabajos de esta comisión, encargada de aportar visiones neutrales y plurales sobre las causas y orígenes de la violencia en Colombia.
Durante el encuentro que los dos equipos negociadores mantuvieron el pasado martes con los académicos de la comisión, se escucharon “todas y tan diversas opiniones”, pero no se trató de “reescribir la historia de Colombia”, ni de “negociar la verdad o que una parte imponga la suya a su contraparte”, aclaró.
De la Calle destacó el “talante de tolerancia, dignidad y evaluación tranquila y razonada” que ha regido en el proceso de paz desde su inicio, a pesar de las “notables diferencias de concepción”.
“Lo que lamentablemente ocurre en Colombia dista mucho de este ambiente de tolerancia. Al lado de las críticas constructivas, hay manifiestas y ostensibles tergiversaciones, falacias y versiones falsas”, precisó De la Calle sobre los ataques que el proceso de paz está recibiendo desde algunos sectores en el país.
Indicó que algunas discusiones “pertinentes y valiosas” que se dan en Colombia se desarrollan en un “ambiente de pugnacidad francamente alarmante” y que impide la “necesaria ponderación que requieren decisiones completas y difíciles”.
“Disenso sí. No pedimos unanimidad. Pero disenso tranquilo, equilibrado y republicano”, señaló.
Los académicos de la comisión coinciden en que la responsabilidad de la guerra es compartida por las Farc, el Estado y los paramilitares, aunque mantienen profundas discrepancias sobre la legitimidad o no de la lucha armada iniciada por los insurgentes.
En un comunicado expedido por los cabecillas instalados en La Habana, Cuba, a propósito del “día mundial contra el reclutamiento de niños”, las Farc aseguran que son las Fuerzas Militares colombianas las que utilizan menores en el conflicto armado, para — subrayan–“previo entrenamiento en unidades militares y de policía, infiltrarlos en la guerrilla, para realizar tareas de inteligencia y atentar contra la vida de los guerrilleros, en especial de los mandos.
Añaden que el pasado mes de mayo de 2014, entregaron al Comité Internación de la Cruz Roja a tres jóvenes, “al constatar que eran menores de 15 años y que habían sido entrenados militarmente en instalaciones de la Policía Nacional, y luego infiltrados en nuestras estructuras con la finalidad de asesinar guerrilleros y realizar actos de sabotaje”.
Según el escrito, “algunos menores han encontrado refugio en nuestros campamentos, junto con otros supervivientes y desplazados tras la ocurrencia de espantosas masacres, asesinatos o amenazas contra miembros de comunidades acusadas de ser base guerrillera por las fuerzas estatales, ya sean las propias fuerzas militares y de policía o grupos paramilitares”.
Luego dicen: “Nos hemos visto en la necesidad, en numerosas ocasiones, de llevar con nosotros a familias, viudas o a huérfanos sobrevivientes, cuyos padres habían sido asesinados por grupos paramilitares o directamente por fuerzas estatales que atacaron sus comunidades”.
También afirman que el ingreso a las Farc “es personal, voluntario y consciente entre los 15 y 30 años”.
Finalmente anuncian que en un paso hacia el desescalamiento del conflicto y para acelerar “la marcha hacia la paz”, y “tomando en cuenta el Protocolo Facultativo del año 2000, anexo hoy a la Convención de los Derechos del Niño, deciden no incorporar, en adelante, menores de 17 años a las filas guerrilleras, al tiempo que expresan el anhelo de poder alcanzar pronto un acuerdo de paz con justicia social”.
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