La historia reciente de violaciones de los Derechos Humanos e impunidad en Colombia llega a la televisión de la mano de “Sabogal”, un innovador “thriller” judicial de animación en formato 3D que sigue la tendencia de la pantalla pequeña en el mundo.
La serie de trece capítulos es una apuesta de Canal Capital, la televisión pública de Bogotá, que se sumerge en la Colombia en transición hacia el siglo XXI con una historia de violencia, esperanza e impunidad que recurre a la animación documental y que se presentará hoy.
“La realidad del país es tan dolorosa que la gente se ha anestesiado. Cuando veo una foto de una masacre me impacta la primera vez, pero estamos tan acostumbrados que ya no tiene ese impacto”, explicó a Efe Sergio Mejía, uno de los creadores del innovador formato que aspira a salir del reducido círculo tradicional de los documentales y abrir debate.
Con ese punto de partida, Mejía aseguró que “Sabogal” da un giro narrativo al crear un “imaginario diferente” al que los colombianos tienen de su propia historia reciente y que está dirigido especialmente a los más jóvenes para que “se puedan conectar con esa memoria y ese país que tienen un poco olvidado”.
Como protagonista de esa ambiciosa producción se encuentra un abogado de Derechos Humanos, Fernando Sabogal, que asume la defensa de diferentes víctimas colombianas.
Para construir al protagonista, han entrevistado a juristas colombianos e internacionales de cuyas experiencias se han nutrido.
El Sabogal ficticio persigue a “una masa deforme, oscura que uno no conoce y no ve”, lo que dota a la serie de una atmósfera pesada y oscura que evoca los crímenes y masacres que ha vivido Colombia con un color de novela negra, explicó Mejía.
En los capítulos, de 25 minutos cada uno, se repasan algunos de los casos de violación de Derechos Humanos más recordados en Colombia basándose en una rigurosa documentación periodística.
Para iniciar la producción, los guionistas decidieron adentrarse en la historia del humorista político y periodista Jaime Garzón, asesinado en 1999 por dos sicarios vinculados con paramilitares y con la complicidad de agentes del Estado.
El único condenado hasta ahora por este homicidio es el exjefe de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) Carlos Castaño, asesinado años después en una lucha interna por el poder de los grupos paramilitares.
El riesgo de tratar un tema así, según reconoció Mejía, es que es un asunto “muy sensible y muy político en el país”, por lo que puede generar críticas por el tratamiento o incluso por el hecho mismo de que la impunidad y la violación de Derechos Humanos esté en el foco.
“Es un riesgo que se corre cuando uno hace creaciones diferentes, pero generar discusión ya me parece supremamente interesante”, explicó Mejía.
Para conseguir que la historia, con su novedosa visión, tenga el eco necesario, el creador de la serie subrayó la importancia de contar con una ventana como Canal Capital, que permite que la serie llegue a “esa gente de una forma interesante y se pueda conectar de otra manera”.
Para darle esa vuelta de tuerca a la perspectiva clásica, la serie se ha servido de un formato innovador en el que el dibujo es predominante pero que usa la animación en 3D en la que por primera vez en América Latina se ha capturado no solo el movimiento de los actores, sino también su expresión facial y su voz
Esa técnica se entrelaza con la animación convencional en dos dimensiones, el “motion cómic” que combina elementos de la novela gráfica, célebre por obras como “Watchmen”.
Asimismo, los creadores se sirvieron del denominado “motion graphics” -animación digital que crea la ilusión de movimiento mediante imágenes, fotografías, títulos, colores y diseños-, e infografía animada.
Con todo ello se suman “humildemente” a la nueva oleada de formatos televisivos que, según Mejía, son una apuesta a “productos de calidad que rompen el esquema para que no sea solo entretenimiento, sino que da una vuelta interesante a lo que has visto y te conecta con la memoria”.
“Es una apuesta de hacer animación a la colombiana que no sea solo para chicos, sino para toda la familia “, concluyó.
EFE
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