Morderse la uñas o tocarse el pelo constantemente, señales que delatan a los perfeccionistas e impacientes
Un estudio de la Universidad de Montreal en Canadá, reveló que morderse las uñas o tocarse el cabello podría denotar rasgos de una persona impaciente y perfeccionista. También explica que las personas con estos hábitos tiendes a aburrirse con facilidad, volviéndolas inestables.
En el estudio se menciona que dichos hábitos son propios de la gente que siente frustración, enfado, culpa, irritabilidad y ansiedad, pero que suele ser perfeccionista.
«Creemos que los individuos con estos comportamientos repetitivos pueden ser perfeccionistas, lo que significa que son incapaces de relajarse y de llevar a cabo una tarea a un ritmo normal», afirmaba en un comunicado de prensa el doctor Kieron O’Connor, profesor de psiquiatría en la universidad y uno de los principales autores del estudio. «Por tanto, son proclives a la frustración, la impaciencia y la falta de satisfacción cuando no alcanzan sus objetivos. También experimentan un mayor nivel de aburrimiento».
Morderse las uñas y tocarse el pelo sería propio de personas que sienten a menudo frustración, enfado, culpa, irritabilidad y ansiedad. Sin embargo, no lo harían si están relajados. Por eso, los investigadores del estudio aseguran que estos comportamientos cumplen un propósito temporal cuando no se es capaz de controlar la energía.
En el estudio, los investigadores trabajaron con 48 participantes, de los cuales la mitad presentaba habitualmente estos comportamientos. Los otros participantes, que no tenían estos hábitos, actuaban como grupo de control.
Se preguntó a los participantes hasta qué punto experimentaban emociones como aburrimiento, enfado, culpa, irritabilidad y ansiedad. Entonces, cada participante era expuesto a situaciones destinadas a provocar alguna sensación en particular, entre otras relajación, estrés, frustración y aburrimiento.
En el caso del aburrimiento, por ejemplo, el sujeto simplemente se quedaba solo en una sala durante seis minutos.
Los participantes con un historial de conductas nerviosas centradas en el cuerpo expresaron una mayor necesidad de llevar a cabo esos comportamientos cuando se sentían estresados o frustrados. Pero no sentían esta necesidad cuando estaban relajados.
«Los efectos positivos de estos hábitos son la estimulación y una forma (inadaptada) de regular la emoción», explicaba O’Connor vía correo electrónico a la edición estadounidense de The Huffington Post. «Lo que desencadena el hábito principalmente es la frustración y la impaciencia, de modo que ese gesto sustituye a una acción más constructiva».
Ante ello, los investigadores han determinado que estos comportamientos cumplen el propósito de controlar la energía.