Libia Mantilla, dueña del perrito agredido por un Golden Retriever que murió ayer durante el enfrentamiento entre los caninos, según testigos por los fuertes golpes que le propinó la mencionada, manifestó que nunca pensó en asesinar al animalito, pues su único objetivo era salvar a su mascota de la voraz agresión de Bruno, víctima del incidente.
Según explicó Mantilla, su perro era más pequeño y Bruno lo estaba atacando de forma violenta, por lo que se vio obligada a intervenir “lanzando una patada para alejarlo de su mascota, la cual tenía varias heridas en su cuello”.
“Jamás tuve la intención de hacer sufrir a una familia por el dolor de perder a su adorada mascota (…) el Golden se abalanzó hacia Poofy y como era más grande y fuerte lo volteó boca arriba y le mordía insistentemente el cuello y la cabeza. Corrí al frente de la familia propietaria del Golden, gritando totalmente espantada y les dije que por favor hicieran algo, que los separaran, que lo iba a matar, pues era mucho más grande y fuerte que mi perro. Fueron unos instantes aterradores. Nadie de esta familia hizo nada, ni un intento por controlar la situación o por lo menos mostrar un asomo o intención de colaborar con salvar a mi perro del ataque de su perro que era más dominante y contundente”, explicó Mantilla.
Y añadió: “Debido a que el enfrentamiento continuó, reaccioné mandando otra patada y en esta oportunidad, como llevaba los tenis sueltos, el zapato voló lejos. Fue la única forma de lograr que mi perro, con dificultad, lograra salir de ahí”.
“Una niña de la familia del otro perro se acercó corriendo y me dijo: señora, devuélvase y responda por el perro. Yo le dije: Niña, mi perro está peor, no puede caminar, está totalmente maltratado y no se puede ni mover. Debo llevármelo. Seguí caminando, cuando tres señores del grupo del perro Golden vinieron corriendo como a perseguirme gritando que me devolviera a responder por el perro. Estaban muy agitados y amenazantes. Les respondí que primero que todo se controlaran y apaciguaran, que mi perro estaba peor que el otro perro y que yo no podía devolverme porque debía atenderlo, como se lo había dicho a la niña”, enfatizó.
Mantilla agregó que minutos después llegaron unos policías a su residencia y que uno de los agentes le dijo que se encontraban en su casa porque ella había matado a un perro de 50 patadas y que había más de 50 personas que lo atestiguaban.
“Le dije: señor agente, yo estaba allá y no ajustábamos más de 15 personas en todo el parque, que todo transcurrió en menos de un minuto y yo no tendría fuerzas para dar 50 patadas, que quizás en medio de la atribulación le di dos patadas para separarlo de mi perro al que iba a matar”.
Libia aseguró que se enteró de la muerte del Golden más tarde. “Lamentablemente todos pecamos por exceso de confianza. Sacar un perro grande, fuerte y dominante sin precauciones de seguridad, con la correa suelta, es peligroso, así uno considere que es tranquilo, noble y apacible. De igual manera, sacar un perro mediano y soltarle la correa también puede ser motivo de problemas. Estas cosas suceden y nos pueden suceder a todos”.
“Estoy dispuesta responder por lo ocurrido. De igual forma, si me citan de una manera formal y correcta acudiré a cualquier escenario que sea necesario”, concluyó.
Tomado del Espectador.