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No ceder al orgullo que fomenta la violencia y las guerras y tener el valor humilde del perdón y la paz, pide Papa Francisco

PAPA FRANCISCO- VATICANO–El Papa Francisco cerró los actos liturgicos de la Semana Santa con una proclama para que la humanidad no ceda al orgullo que fomenta la violencia y las guerras, sino que tengamos el valor humilde del perdón y de la paz.

“¡Jesucristo ha resucitado! El amor ha vencido al odio, la vida ha vencido a la muerte, la luz ha disipado la oscuridad”, anunció el Pontífice en su Mensaje Urbi et Orbi de la Pascua de Resurrección 2015, desde el balcón central de la basílica de San Pedro.

El Papa Francisco pidió cesar el fragor de las armas en Siria e Irak; imploró la paz para todos los habitantes de Tierra Santa; urgió a que se acabe con el absurdo derramamiento de sangre en Libia, por la paz en Nigeria, Sudán del Sur y diversas regiones del Sudán y la República Democrática del Congo y solicitó una oración incesante por aquellos que perdieron su vida ?y pienso muy especialmente en los jóvenes asesinados el pasado jueves en la Universidad de Garissa, en Kenia?, los que han sido secuestrados, los que han tenido que abandonar sus hogares y sus seres queridos.

También pidió por la amada Ucrania, especialmente a los que han sufrido la violencia del conflicto de los últimos meses, para que el país reencuentre la paz y la esperanza gracias al compromiso de todas las partes interesadas.

Igualmente expresó: Pidamos paz y libertad para tantos hombres y mujeres sometidos a nuevas y antiguas formas de esclavitud por parte de personas y organizaciones criminales. Paz y libertad para las víctimas de los traficantes de droga, muchas veces aliados con los poderes que deberían defender la paz y la armonía en la familia humana. E imploremos la paz para este mundo sometido a los traficantes de armas, que ganan con la sangre de hombres y mujeres.

Y que a los marginados, los presos, los pobres y los emigrantes, tan a menudo rechazados, maltratados y desechados; a los enfermos y los que sufren; a los niños, especialmente aquellos sometidos a la violencia; a cuantos hoy están de luto; y a todos los hombres y mujeres de buena voluntad, llegue la voz consoladora y sanadora del Señor Jesús: «La paz esté con ustedes». (Lc 24,36). «No teman, he resucitado y siempre estaré con ustedes».

Pedimos a Jesús victorioso que alivie el sufrimiento de tantos hermanos nuestros perseguidos a causa de su nombre, así como de todos los que padecen injustamente las consecuencias de los conflictos y las violencias que se están produciendo.
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Son muchas.

Este Lunes del Ángel, desde la ventana del Palacio Pontificio, el Papa Francisco rezó la oración mariana del Regina Coeli, que como él mismo explicó sustituye al Ángelus en el Tiempo Pascual. Ante una plaza llena de fieles a quienes el Papa les deseó unas felices Pascuas, Francisco hizo repetir en diferentes ocasiones la frase ¡Cristo ha resucitado!

Basándose en el Evangelio de Mateo, el Santo Padre recuerda cuando el Ángel anuncia a las mujeres que fueron al sepulcro de Jesús, que Él había resucitado, y como les pidió que fueran a Galilea a contarlo, y en este contexto, puntualiza Francisco que “Galilea es la ‘periferia’ donde Jesús había iniciado su predicación; y de allí reiniciará en Evangelio de la Resurrección”.

Así, nos explica que ésta es la buena noticia que estamos llamados a anunciar a los demás y en todo ambiente, “animados por el Espíritu Santo”, y exhortó que no nos cansemos de repetirlo: ¡Cristo ha resucitado! y pidió que dejemos que nuestra existencia sea conquistada y transformada por la Resurrección.

Después de la oración a la Madre de Dios, saludó detalladamente a diferentes grupos de peregrinos e hizo una mención especial al Movimiento Shalom y su misión ante la persecución de los cristianos en el mundo. E hizo un llamamiento a la comunidad internacional para no mirar hacia otro lado ante estos conflictos. Finalmente, Francisco dijo que para vivir más intensamente este periodo, “nos hará bien leer cada día un pasaje del Evangelio en el cual se habla del evento de la Resurrección”.