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Farc salvan responsabilidad en masacre de 11 militares en Cauca y afirman que es el gobierno el que debe explicar lo que pasó

–Bajo el argumento de que no se ha dicho la verdad sobre lo acontecido en el Cauca, las Farc salvaron hoy su responsabilidad sobre la masacre de once militares en el Cauca y, por el contrario, afirmaron que es el Gobierno colombiano el que debe dar explicaciones sobre lo ocurrido. Además, según los cabecillas del grupo guerrillero, las conversaciones de La Habana «no deben romperse por ningún motivo» y por ello «mantendrán el cese del fuego unilateral indefinidamente».

Alias «Iván Márquez», el cabecilla del equipo negociador de las Farc, leyó una declaración en la cual señaló que que en medio de la premura electoral, los intereses partidistas pretenden acabar con los diálogos y por ello es necesario impedir que ello termine por anteponer los intereses políticos a los de la paz.

En torno a la matanza que ejecutó el grupo guerrillero en el corregimiento de Timba, municipio de Buenos aires, Cauca, Márquez afirmó que no se ha dicho la verdad sobre lo acontecido y que el Gobierno debe dar explicaciones sobre los operativos previos a la noche en la que se produjo la emboscada, hecho calificó como una «tragedia» y que, además, definió como un «combate».

Según el cabecilla de las Farc, la víspera de los hechos se presentó en la zona gran movimiento de tropas, lo cual suponía que las Fuerzas Militares estaban estaban planeando un ataque, pues advirtió “todo dejando entrever en la región, que no se trataba de un preparativo para una fiesta”.

Sin hacer referencias a esta y otras acciones como violatorias de la tregua unilateral iniciada el pasado 20 de diciembre, Márquez dijo que «este cese del fuego se daría por terminado solamente si se constata que nuestros hombres han sido atacados por la Fuerza Pública».

Igualmente señalo que las negociaciones no deben romperse por ningún motivo.

«No vamos a caer en la trampa tendida por quienes interpretan a sus anchas y capricho aquel aparte de nuestra declaración del día 17 de diciembre que señala que la tregua llegaría a su fin de constatarse ataques a las estructuras guerrilleras. Sabemos distinguir entre provocar, incitar, hostigar y azuzar, para lograr un fin dañado, y la necesidad imperiosa y el deber de darle una oportunidad al pueblo todo de reconstruir la nación», precisó y agregó:

“Como estamos muy en serio caminando el sendero de la paz, no vamos a ponerla en peligro por darle gusto a quienes miden sus éxitos regresando la situación a fechas anteriores al día en que ordenamos a toda las estructuras de las Farc, mantener en silencio sus armas, eso sí, quedando alertas. Por tal motivo, en el día de hoy reiteramos la decisión tomada en diciembre del 2014. Mantenemos entonces el cese unilateral al fuego y a las hostilidades por tiempo indefinido, mientras no seamos objeto del asedio permanente de las tropas. Hay que entender que hay acciones ofensivas que se despliegan en el marco de la legítima defensa».

En concepto del cabecilla de las Farc “no puede seguir cayendo el pueblo por la irresponsabilidad de un Estado todos los días más responsable. Cae el pueblo. El pueblo de verdad. Porque nunca nos hemos visto enfrentado a soldados de estratos cinco o seis, porque los hijos de los ricos no van a la guerra. Curiosamente estratos estos que sin preocuparse por lo que aconteció la noche del día 14 claman por más sangre al cielo. La sangre ajena, naturalmente”.

Llamamos la atención del país para que el cese in situ que hoy se reitera para ser mantenido por las estructuras de las FARC en todo el país, goce de una veeduría. Es de la naturaleza del cese del fuego y hostilidades que esta se cumpla. Su éxito radica allí. Hay mecanismos para hacerla. ¿Cuál puede ser el argumento para que un cese al fuego y de hostilidades no pueda gozar de una veeduría que evite muertes como las acaecidas el 14 de este mes? Tiene la palabra el gobierno.

Según las Farc, para garantizar el buen desarrollo de las conversaciones con el propósito de culminar exitosamente lo trazado en el Acuerdo General Para la Terminación del Conflicto y la Construcción de una Paz Estable y Duradera, verdadero Marco Jurídico para la Paz firmado en La Habana el 26 de agosto de 2012, por los plenipotenciarios de la partes y representantes de los países auspiciadores, se necesita, al decir del argot popular, “templar los nervios”».

A la vez, subrayó, impedir que los intereses partidistas de coyuntura como son las elecciones de octubre próximo, infecten los diálogos; que los odios nacionales que se perciben en todo escrito, en toda declaración, en todo comentario, se depongan; y que la paz sea de todos y para todos, en el buen entendimiento de que al ser el Estado el centro de la responsabilidad de lo acontecido durante los últimos sesenta años, como se desprende claramente de la historia reciente de Colombia y de quien no quiera tapar el sol con un dedo, para la tranquilidad de todos, para alcanzar la verdad de lo acontecido, y por ser un derecho de las víctimas.

Añadió que «lo mejor es que el Presidente Santos y su gobierno se apresten a estudiar serena y patrióticamente el cese bilateral sin dilaciones ni temores. Sabe bien el gobierno que las principales consignas levantadas por los marchantes del 9 de abril se relacionaban con la urgencia de firmar desde ya un cese bilateral de fuegos que ponga fin al desangre, la necesidad de entablar conversaciones de paz con el Ejército de Liberación Nacional y la viabilidad de convocar una Asamblea Nacional Constituyente como mecanismo de refrendación de los acuerdos alcanzados. Con ese mismo sentimiento de la muchedumbre decimos: No más muertos. No más. Y que para el bien y conocimiento de todos los compatriotas de lo ocurrido en los últimos sesenta años, que se abran los archivos. ¡Que se abran los archivos!, concluyó.

Finalmente, retomando declaraciones del maximo cabecilla Timoleón Jiménez, alias Timochenko, señaló que «cada vez el gobierno parece más empeñado en reducir los alcances del proceso de paz a la aceptación de condenas y penas por parte de los mandos guerrilleros. Han sido múltiples e incisivas las posturas públicas del Presidente Santos al respecto, en las cuales no deja de leerse cierto dejo de advertencia final».

Y concluyó: «O nos mostramos dispuestos a aceptar esa condición que nunca fue pactada como premisa de las conversaciones, o debemos tener claro que no será posible la firma de ningún acuerdo. Nada está acordado hasta que todo esté acordado, nos han repetido siempre». Entonces preguntamos ¿Para qué el proceso? ¿Para llevar a Colombia a la paz y a la reconciliación, o para conducir a la insurgencia a los tribunales? Hay que persistir en las conversaciones. Estas no pueden romperse por ningún motivo».

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