Iglesia Católica reafirma rechazo a la eutanasia y notifica que ninguna de sus instituciones de salud la aplicará en Colombia
–Como un «principio moral no negociable», calificó la iglesia católica colombiana su posición de rechazo a la eutanasia o «muerte asistida», al notificar, además, que las instituciones médicas bajo su tutela no la aplicarán «bajo ninguna circunstancia».
En carta enviada al Ministro de Salud, la jerarquía eclesiástica advierte que «la Corte Constitucional no está capacitada para atribuir a los poderes del Estado competencias que extralimitan las previstas en la Carta Magna», pues agrega: Ello afectaría gravemente el equilibrio de poderes previsto en el vigente orden constitucional».
Además, puntualiza que «el Ministerio de Salud no puede llevar a cabo la reglamentación de la eutanasia porque no existe una ley del Congreso sobre esa materia», subrayando que «así lo ha reiterado recientemente el Consejo de Estado».
La carta, firmada por el secretario adjunto del Episcopado, Padre Pedro Mercado, advierte que la reglamentación prevista por el Ministerio de Salud viola gravemente el derecho a la vida, el derecho de libertad religiosa y de consciencia consagrados en la Constitución.
Igualmente, el Episcopado recuerda que «el personal sanitario y las instituciones de salud que dependen de la Iglesia no pueden practicar la eutanasia bajo ninguna circunstancia. Si no se garantiza el derecho a la objeción de consciencia de esas personas e instituciones se estaría violando gravemente el derecho fundamental de libertad religiosa y de consciencia consagrados en la Constitución. Dicho acto de agresión a nuestros principios morales pondría en riesgo la cooperación de la Iglesia Católica con el Estado en el campo de la salud».
La misiva concluye diciendo: Que bueno sería, señor ministro, que su cartera, tan interesada en reglamentar la eutanasia y el aborto, pusiera el mismo empeño en buscar solución eficaz a la grave crisis del sector salud y a las necesidades de los más pobres de nuestra patria. Triste es ver que algunos defienden el inexistente derecho a «morir dignamente» mientras desconocen el derecho fundamental a vivir con dignidad».