Por José Luis Ramírez Morales
Álvaro Gómez Hurtado recibió la peor afrenta, su peor noche, en la entrega de los premios de periodismo 2015, que otorga el concejo de Bogotá en su memoria.
El programa de televisión durante el cual se entregaron los galardones fue lo más opuesto a las enseñanzas y a la vida de un hombre que en el ejercicio del periodismo enseñó y practicó el rigor del lenguaje, de la ética, la verdad y el cuidado por los detalles, por la forma y por el fondo.
Da pena enumerar los múltiples desaciertos en una noche fatal para el periodismo, para los participantes, para el Concejo, para la Alcaldía, para la empresa de Acueducto y Alcantarillado que patrocino el evento, para los invitados, para los familiares de Álvaro Gómez Hurtado y para los televidentes. Y todo ocurrió en la noche de la excelencia periodística.
Este 15 de mayo del 2015, en el elegante y sobrio Auditorio Huitaca de Alcaldía Mayor de Bogotá, quedará registrado como un sainete en la memoria de quienes asistieron.
De entrada se notó la falta de un libreto mínimo que exige toda producción televisiva en directo. Los presentadores hicieron gala de inseguridad, falta de información de lo que estaban haciendo y desconocimiento de cada uno de los trabajos periodísticos que estaban anunciando. Dieron tumbos hasta llegar al ridículo. Que noche más larga.
Se le otorgó un premio que nunca ganó al periodista Julio de la Rue, director de Cablenoticias. Cuando su nombre fue anunciado, no apareció el diploma, la medalla ni el busto, que se entregan a los ganadores, simplemente, porque el ganador era otra persona.
Los presentadores se equivocaron al anunciar al ganador, y pusieron en aprietos a la mesa directiva del Concejo, que en lugar de reconocer el error, en un hecho sin precedentes, esperaron que la transmisión de televisión se acabara y al final del evento pidieron prestado un busto del doctor Álvaro Gómez para enmendar el equívoco, situación que se convirtió en motivo de burla en el auditorio.
Otro hecho imperdonable en la noche de la excelencia fue la falta de ortografía de los textos que aparecieron en pantalla: falta signos de interrogación en las preguntas, palabras sin tilde, textos sin revisión, para solo mencionar los más evidentes, sorprendieron a los televidentes y a los presentes en el auditorio. Todo esto generó crítica de los periodistas y presentes en el auditorio Huitaca.
A la salida del evento, Enrique Gómez, el hermano de Álvaro Gómez, manifestó su molestia. No solo tuvo que soportar tres horas de programa, sino que ni siquiera se le dio la oportunidad de hablar en memoria de su hermano o entregar alguno de los galardones de la noche.
Igual suerte corrió Mauricio Gómez, hijo de Álvaro Gómez. Aunque lo hicieron subir al auditorio, tampoco entregó ninguno de los premios, y en el auditorio se esperaba que el busto de Álvaro Gómez a la vida y obra se lo entregara Mauricio Gómez al ganador, director de El Tiempo, Roberto Pombo, con unas palabras sobre la vida de su padre. Pero fue tal la confusión y la improvisación de la oficina de prensa del Concejo que ninguno de estos detalles se tuvo en cuenta.
Así terminó, infortunadamente, la noche de la excelencia, su peor noche, en la entrega de los premios Álvaro Gómez Hurtado 2015, organizada por el Concejo de Bogotá.