Alias Timochenko afirma ahora que no pueden atribuirle de modo exclusivo a las Farc la siembra de minas en Colombia
–El máximo cabecilla de las Farc Rodrigo Londoño Echeverri, alias “Timoleón Jiménez” o “Timochenko” afirmó en las últimas horas que “no se le puede atribuir” a su grupo guerrillero “de modo exclusivo la siembra de minas antipersonas” en el territorio colombiano y tampoco “señalar que esa conducta obedece a nuestro afán de intimidar poblaciones para ejercer dominio sobre los territorios”.
Según el mandamás de las Farc todo ello “es dejar de plano la objetividad informativa para dar paso a la toma de una posición a favor de determinados intereses, que no son propiamente los de las comunidades que se dice defender”.
Las precisiones las hizo alias Timochenko en un escrito que colgó en internet titulado “La paz, los editoriales y la mala prensa” en el cual refuta un editorial del diario El Espectador de Bogotá, que a su vez tituló “Desminado sin condiciones” y afirma que en este se atacó “de manera despiadada” el contenido de una declaración que emitieron sus negociadores en La Habana, “porque según su parecer, nuestra actitud de sí pero no, sólo sirve para afectar el proceso de paz que se adelanta en Cuba”.
“Salta a la vista –dice el cabecilla de las Farc–que alguna mala intención anima al editorialista cuando convierte lo expresado oficialmente por una organización, en lo dicho por ahí por uno de sus integrantes, al que además acompaña con un alias, como para señalar su condición de malvado delincuente sin mayor crédito”.
“Quien lea de modo desprevenido el comunicado de la Delegación, observará que está elaborado para dejar constancia de lo afirmado por las propias comunidades de la zona, con las que el Grupo de Estudio no Técnico interactuó durante varios días”, agrega, para destacar luego que “está claro” que la principal preocupación del diario “es la de distorsionar para atacarnos con saña”.
Dice alias “Timochenko” que “desde luego que si reproducimos el anhelo de las comunidades abandonadas y afectadas por la confrontación armada, es porque nos anima el sentimiento de solidaridad hacia ellas” y añade: “Compartimos los argumentos y las aspiraciones de la población campesina del norte de Antioquia, no disimulamos nuestras simpatías hacia ellos, ni hacia el conjunto de los marginados y pobres de Colombia. Eso es completamente distinto a estar poniendo condiciones al cumplimiento de unos acuerdos de cuyos avances satisfactorios la Mesa y nosotros estamos dando cuenta a la opinión”.
Y complementa: “El grato y hasta idílico escenario de una comisión bilateral de expertos, con acompañamiento internacional, extrayendo materiales explosivos de una zona geográfica puede servir para enormes titulares. Pero no debe ocultar que las comunidades campesinas a las que se pretende favorecer, corren el riesgo de quedar expuestas a la presencia de tropas y bandas asesinas paramilitares, que instalarán sus bases, les erradicarán sus cultivos, los desplazarán y hundirán en la miseria. Los problemas han de ser asumidos en su integridad si se aspira a solucionarlos”.
Luego señala que “afirmaciones gratuitas como que las Farc sembramos cantidad de minas alrededor de escuelas e instalaciones civiles, incluso las cifras citadas no sólo por el editorial en cuestión sino en muchos medios, tienen origen en las oficinas de propaganda de las fuerzas militares y se dan por válidas sin la menor verificación”.
Subraya que el editorialista del periodico bogotano, “en esa misma lógica de repetir infundios creados por la inteligencia militar y su departamento de operaciones sicológicas, termina exigiéndonos que aclaremos cuál es nuestra relación con las bandas criminales, debido a que existen informes según los cuales en muchas regiones unidades nuestras están aliadas con ellas para el negocio del narcotráfico y atentar contra la población. El diario ha asumido frontalmente una definición en contra nuestra, cuando su papel debía ser el de investigar e informar la verdad”.
Por eso termina asegurando–puntualiza– que estamos echándonos atrás después de haber suscrito el acuerdo sobre el desminado. Este debe ser pensado en términos de paz y no de guerra, sentencia con cierta suficiencia a manera de reproche. En realidad somos las Farc–agrega– quienes estamos poniendo el dedo en la llaga acerca de los contenidos de paz que deben imprimirse a unos acuerdos que no pueden ser aplaudidos como la simple extracción de unos explosivos, al costo de dejar la pobre gente sola y sin esperanza. Las ganancias del capital no pueden ser la medida de todo.
Finalmente alias “Timochenko” afirma que las Farc “no hemos vetado ningún tema en la Mesa, ni siquiera la justicia transicional, las condenas o las penas alternativas. Pero no aceptaremos que se nos impongan como hechos cumplidos”.