Por:Carlos Fradique-Méndez
Abogado de Familia y para la Familia
DIPLOMADO EN EDUCACIÓN PARA LA VIDA EN FAMILIA
Los padres, los hijos a partir de la adolescencia, la sociedad en general y los funcionarios del Estado, tenemos la obligación de prevenir la comisión de daños y delitos que atenten contra la familia, célula fundamental de la sociedad.

Esta obligación es universal y no tiene matices religiosos, ni políticos. Es universal porque de la preservación de la sanidad integral de la familia depende en gran parte la felicidad de los seres humanos y la prosperidad de los pueblos.

Además de los delios que atentan directamente contra el bien jurídico de la familia y a los cuales me referí en la lección pasada me permito señalar los siguientes que se cometen en el seno mismo de la unidad familiar.

El aborto.- Es la interrupción del embarazo en los casos no excluidos por la ley. Los padres y la sociedad tenemos la obligación de prevenir los embarazos no deseados que son la mayor causa de aborto.
Las lesiones al feto,- Consiste en causar daño a un feto en el cuerpo o en la salud que perjudique su normal desarrollo. Hay daños que pasan desapercibidos como por ejemplo los generados por consumo de sustancias prohibidas o pésimos cuidados emocionales durante el embarazo.
El abandono de menores y personas desvalidas.- Consiste en abandonar a un menor de doce años o a persona que se encuentre en incapacidad de valerse por sí misma, teniendo deber legal de velar por ellos. Causa dolor el abandono de niños en canecas de basura o en los quicios de las casas.
La manipulación genética.- Consiste en manipular genes humanos alterando el genotipo con finalidad diferente al tratamiento, el diagnóstico, o la investigación científica relacionada con ellos en el campo de la biología, la genética y la medicina, orientados a aliviar el sufrimiento o mejorar la salud de la persona y de la humanidad. Es un tema de gran controversia científica. La clonación es debatida en los foros de ciencia y ética.
El acceso carnal violento y demás delitos contra la libertad sexual. Consisten en realizar acceso carnal con otra persona mediante violencia y en realizar actos sexuales diversos al acceso carnal mediante violencia. El abuso sexual en general en niños, niñas, adolescentes y la violación de mujeres es una conducta que altera gravemente la paz en la familia y que no se combate solo con anunciar castigos. Es fundamental la prevención en todos los sentidos. Da tristeza que el mayor número de violadores sean personas cercanas al núcleo familiar como padres, padrastros y madrastras.
El proxenetismo y pornografía.- Consiste en inducir al comercio carnal o a la prostitución a otra persona, con ánimo de lucrarse o para satisfacer los deseos de otro y en fotografiar, filmar, vender, comprar, exhibir o de cualquier manera comercializar material pornográfico en el que participen menores de edad. Hay quienes consideran que la prostitución es una profesión. Pero es infame que se comercie con menores de edad y que niñas de 16 años hayan quedado embarazadas, hayan abortado y su futuro se haya frustrado. Y qué no decir de los grupos guerrilleros que reclutan niñas para el servicio sexual de los cabecillas.
Homicidios y lesiones personales por celos, despecho o venganza. Consiste en causar la muerte a otro alegando dolor por la pérdida de una relación afectiva o porque la expareja formó un nuevo hogar. Y sin ser homicidio, pero si lesiones disimuladas, es frecuente el inicio de procesos por alimentos, visitas, custodia en los que son demandados o demandadas los padres que tienen nueva pareja.
Los medios informan que cada tres días ocurre un feminicidio en Colombia. La cifra aterra. Son asesinatos de mujeres a manos de su pareja o expareja. Son producto de una infame cultura machista alimentada por licor, canciones de despecho e ignorancia del respeto a la vida y a la decisión de estar o no con una pareja sentimental. Colombia necesita campañas que de frente, sin tapujos afronten esta grave situación para prevenir daños en la persona. Que las mujeres valoren su estima y que los hombres aprendamos a manejar los sentimientos.

Bogotá, 6 de julio de 2015.

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