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Opinión

La pezuña visible enfrenta la mano invisible

mauricio-botero-caicedo Por Mauricio Botero Caicedo
A la luz de la baja en los precios internacionales del petróleo y de otras materias primas (commodities), diferentes analistas – incluyendo el Papa Francisco – se han venido lanza en ristre contra el capitalismo y la mano visible del mercado.

Es decir, solicitan la derogación de las leyes de oferta y demanda; y exigen que los precios del petróleo y los otros ‘commodities’ se establezcan por medio de decretos. Dicho de otra forma, que sea la pezuña visible del Estado, concretamente de la ‘burrocracia’, la que dicte que es, o no es, el precio justo.

En el caso colombiano, un comentarista hace algunos días observaba: “La mano invisible del mercado está propinando una fuerte bofetada a las perspectivas económicas de la Nación, después de una década en la que nos dio palmaditas en el hombro y hasta nos aplaudió. El único que no lo reconoce es el propio Gobierno. El desplome del barril de petróleo significaría una reducción en cerca de $ 9 billones en renta petrolera anual, si los precios no reaccionan, y con ello un efecto multiplicador negativo sobre todo el resto de la economía, montada en una adicción al crudo y que ahora le toca asumir la cruda después de la fiesta.”

Por otra parte, Maduro en Venezuela exige que el precio ‘justo’ del petróleo debe ser 100 dólares el barril. ¿Qué lo lleva a determinar esta cifra? No se sabe. Pero las razones no son el fuerte de este tontarrón que pretende desconocer las más elementales leyes de la oferta y la demanda. Lejos de aceptar que el petróleo es un ‘commodity’ con una enorme elasticidad de precio, lo que estos pitufos en Venezuela esperan, al derogar las leyes del mercado, es imponer a nivel mundial el precio por barril que se acomode a sus expectativas. Desconocen que la baja en el petróleo es el resultado de una mayor oferta de tres millones de barriles diarios en Estados Unidos aunado a una disminución en la demanda de dos millones de barriles. Hay un desbalance de cinco millones de barriles en una producción promedio de 90 millones de barriles diarios. En plata blanca, una diferencia del 5% entre la oferta y demanda ha impulsado una caída del 40% en el precio.

¿El que el mercado se comporte de esta manera justifica que sean los Maduro de este mundo los que establezcan los precios ‘justos’? Jamás…siempre será preferible la mano invisible del mercado a la pezuña visible del Estado. ¡Que me perdone el Santo Pontífice¡

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