Escalofriante auge de la violencia sexual contra niños y niñas en Colombia; se ratifica que autores son de su entorno familiar
–Un alarmante crecimiento registra en Colombia la violencia sexual contra niños, niñas y adolescentes, con una tasa de 44,30 casos por cada 100.000 habitantes y los autores de este abominable crimen siguen siendo predominantemente adultos del entorno familiar de las víctimas, esto es, padres, tios, primos, padrastros.
Las frías, pero aterradoras estadísticas del Instituto Nacional de Medicina Legal, corresponden al informe ‘Forensis 2014: datos para la vida’, en el cual se establece que las ciudades colombianas que mayores ataques registran son Bogotá, Medellín, Cali, Barranquilla y Cartagena.
“El fenómeno de la violencia sexual es una realidad que hace parte de la cotidianidad de la sociedad colombiana, está presente en la mayoría de contextos de violencia, sin importar las circunstancias”, reseña el documento, que añade que la violencia sexual se da en niños, niñas y adolescentes, en escenarios familiares como la vivienda, y predomina que los presuntos agresores son las personas más cercanas a la víctima.
El informe detalla así la situación de este flagelo en Colombia:
Durante el año 2014 el Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses registró 21.115 exámenes medicolegales por presunto delito sexual en Colombia, con aumento de 376 casos en relación con el año 2013 (1,81%). Se registró una tasa de 44,30 casos por cada 100.000 habitantes.
La mujer sigue siendo la más victimizada, con el 85,09% de los casos. En general, se presenta mayor comportamiento del evento en niños, niñas y adolescentes (0 a 17 años), con un 85,08% del total de los registros; en el caso de las mujeres, el grupo quinquenal que reportó el mayor número de casos fue de los 10 a 14 años y en hombres de los 5 a 9 años.
Se observó la vivienda como principal lugar en donde se presentaron los hechos, con el 76,01% del total de los casos registrados en el último año; sigue predominando como presunto agresor algún familiar, que obtuvo el 40,50% seguido de un conocido con el 24,72%. La actividad que ejercía la víctima en el momento del hecho fue actividades vitales o relacionadas con el cuidado personal lo que corrobora la incidencia de casos en el ámbito familiar.
Se pudo observar que en septiembre y mayo se registraron las cifras más altas con 2.040 casos y 1.941 casos, respectivamente, los días de la semana miércoles y martes son los que predominaron con los porcentajes más altos, mientras que para los fines de semana la tendencia es más baja; el rango de hora con mayor pico fue de las 3 de la tarde a las 8:59 de la noche con un porcentaje del 35,67% de los casos.
Bogotá, Medellín, Cali, Barranquilla y Cartagena de Indias obtuvieron las cifras más altas de registros de casos por presunta violencia sexual como se ha venido reflejando en años anteriores.
El Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses, durante 2014, reportó una tasa de 44,30 exámenes medicolegales por presunto delito sexual por cada 100.000 habitantes, correspondiente a 21.115 casos. La violencia sexual en Colombia en los últimos 10 años muestra una leve tendencia al aumento. Las cifras más altas del periodo se registraron en 2011, con 22.597 casos y una tasa de 49,08 por cada 100.000 habitantes. En el año 2014 en comparación con 2013 se presenta un incremento porcentual de 1,81% equivalente a 376 casos.
Distribución sociodemográfica
El comportamiento según el sexo de la víctima evidenció que el 85,09% de los casos fueron mujeres: (17.966), esto indica que por cada seis víctimas mujeres se registró un hombre como víctima; en cuanto al grupo de edad las cifras más significativas se presentaron en el rango de los 10 a 14 para el caso de las mujeres, con un porcentaje de 41,34% del total. En hombres, de los 5 a 9 años con un 39,28% de los casos. Como se ha venido reflejando en los últimos tres años el 85,80% de los casos (18.116) se presentaron en los grupos etarios de los 0 a 17 años, población más vulnerable frente a este tipo de violencia.
Según el nivel de escolaridad que presentaba la víctima en el momento de la agresión, el 64,50% de las víctimas indicó haber terminado la primaria; el 11,68%, preescolar, y el 9,98%, la secundaria. La escolaridad registrada como no aplica, con un porcentaje del 7,61% son casos de menores de 4 años que aún no ingresaban a una formación educativa.
En 2.004 casos, es decir el 9,5% de registros, no se contó con información para esta variable por lo cual se excluyeron del análisis.
En lo relacionado con el estado conyugal, más de la mitad del total de casos (57,13%) registraron encontrarse solteros (as) en el momento de la agresión y el 37,74%, es decir, 7.448 casos, son registros que no aplican para esta variable por la edad de la víctima. Para el análisis se excluyeron el 6,53% de registros (1.379 casos) que no contaban con esta información.
En cuanto al factor de vulnerabilidad de las víctimas, el 23,25% se presentaron como consumidores de sustancias psicoactivas, el 12,27% eran niños, niñas y adolescentes bajo protección del ICBF, el 9,32% personas con discapacidad y el 9,15% personas en condición de desplazamiento. El 88,6% del total de casos (21.115) no refirieron ningún factor de vulnerabilidad o no tenían información relacionada, por lo cual no se incluyeron en el análisis
Distribución según características del hecho
Los agresores de violencia sexual siguen predominando en el entorno familiar; en el 40,5% de los casos (7.790) se registró como agresor un familiar con algún grado de consanguinidad. El 24,72% de los casos (4.755) indicaron haber sido víctimas por conocidos, seguido del 10,58% y el 9,34% por un amigo (a) y por la pareja o ex pareja, respectivamente
De acuerdo a la circunstancia en que ocurrieron los hechos, vale la pena aclarar que desde el año 2013, con la implementación del nuevo sistema de información (SICLICO), se incluyeron nuevas variables que permiten una mejor discriminación del fenómeno de la violencia sexual; por lo tanto, dichos datos no se pueden correlacionar con el presunto agresor.
Se observó que el 97,93% del total de casos se presentaron en el contexto general de la violencia sexual; la violencia intrafamiliar obtuvo el 0,77% (140 casos), seguido de la violencia interpersonal con el 0,16% de los casos.
No se analizaron 2.900 casos, los cuales se ingresaron en la variable circunstancia del hecho, pero no contaban con información precisa del tipo de contexto en el que se desarrolló la agresión.
En lo relacionado con la actividad que desarrollaba la víctima durante el hecho, el 9,29% de los casos (1.961) no reunió información; por lo tanto, se excluyen de este análisis. El 38,90% de los casos (6.349) se presentaron, principalmente, en actividades vitales o relacionadas con el cuidado personal, el 23,11% se encontraban en actividades de desplazamiento de un lugar a otro y el 17,34% en actividades de trabajo doméstico no remunerado.
Para el año 2014, se registraron 224 casos en los cuales las víctimas presentaban algún tipo de discapacidad en el momento de la agresión; el 78,57% (176 casos) se observaron como víctimas las mujeres, y el 21,43% (48 casos) los hombres.
Los 20.891 casos restantes indicaron no presentar discapacidad al momento de la Valoración.
El lugar donde se desencadenó con mayor frecuencia el abuso sexual es la vivienda, registrando 13.677 casos (76,01%), de los cuales el 85,76% correspondió a víctimas mujeres y el 14,24% a hombres; la vía pública, calle y carretera representó el 8,60% de los casos y el 5,30% las áreas recreativas, baldíos y espacios al aire libre.
En 3.121 registros (15%) no se obtuvo información para dicha variable.
Al observar la tendencia del lugar de ocurrencia de los hechos, se corrobora que la zona urbana es donde se presenta, principalmente, este tipo de agresiones, con el 89,09% de los casos (18.812) seguida de la zona rural con el 10,65% (2.249 casos).
El 0,26% (54 casos) no reportó esta información.
En cuanto al comportamiento según el mes de ocurrencia de los hechos, se observa que en mayo, julio, septiembre y octubre se reportaron las cifras más altas de agresiones por violencia sexual, correspondiente al 36,76% del total de casos, así como lo fueron con pequeñas variaciones en el promedio histórico para los últimos 10 años.
Los días en que se concentró el mayor número de casos fueron lunes a viernes; durante este periodo de días se presentaron en promedio por día 3.335 casos de violencia sexual con un 78,97% del total, de casos; los fines de semana, sábado y domingo, presentan los porcentajes más bajos con el 10,49% y 10,54%, de los casos respectivamente
De acuerdo al rango de hora en que se presentaron los hechos, el transcurso de la tarde entre las 15:00 y 17:59 reflejó el pico más alto en el que ocurrieron los eventos, obteniendo el 18,65% de los 13.021 casos registrados; el horario de la noche entre las 18:00 y las 20:59 presentó el 17,02%, se excluyen 8.094 casos que no contaron con información para dicha variable.
Al analizar el número de casos de violencia sexual registrados en todo el territorio nacional, se observó que las tasas más altas por 100.000 habitantes se presentaron en los departamentos de Casanare 87,65 (307 casos), Meta 84,94 (801 casos), Quindío 73,65 (414), Amazonas 67,65 (51 casos) y Risaralda 57,57 (545 casos), comportamiento con una tendencia consecuente cada año. Para el caso de los municipios, sobresalen Cabuyaro, ubicado en el departamento del Meta, con una tasa por 100.000 habitantes de 276,31 (11 casos), Buriticá en Antioquia con 255,52 (17 casos), El Dorado en el Meta con 233,99 (8 casos) y San José de la Montaña en Antioquia con 211,74 (7 casos).
Por otro lado, las cinco ciudades que registraron el mayor número de casos fueron: Bogotá D.C. con 3.959 casos, Medellín con 1.070 casos, Cali con 920 casos, Barranquilla con 571 casos y Cartagena con 504 casos.
A la luz de las consultas realizadas en la literatura e investigaciones internacionales, en Colombia se observa un comportamiento similar a la tendencia mundial en cuanto a la mayor prevalencia de estos eventos en los cuales la mujer es víctima de abuso sexual y agresiones por parte de su pareja y en los que los menores de edad son el grupo poblacional más vulnerable ante este tipo de delitos.
Con relación a los casos perpetrados por la pareja, para este año se registró un aumento significativo de 471 casos en comparación con 2013; respecto a las mujeres se refleja una mayor victimización por parte de su pareja ya que el incremento fue de 469 casos.
Asimismo, al observar la tendencia que se presenta de casos cometidos por miembros de grupos alzados al margen de la ley, se evidencia un aumento de 69 casos en relación con el año anterior, cifra que asciende considerablemente cada año, y que afecta más a las mujeres (66 casos); este tipo de violencia es una evidente forma violencia basada en el género.
Asimismo al comparar las cifras reportadas durante el año 2013 con las del 2014, las actividades vitales o relacionadas con el cuidado personal tuvieron un aumento significativo con un 11% (1.950 casos); mientras que la violencia sociopolítica tuvo una reducción significativa de 42 casos menos en comparación con el año inmediatamente anterior.
En los casos en que la víctima presentó algún tipo de discapacidad en el momento de la agresión se observó que hubo un aumento con respecto al año inmediatamente anterior de 42 casos, cifras que visibilizan y corroboran lo expuesta que se encuentra dicha población de ser abusadas sexualmente. No hay certeza al comparar estas cifras con la información disponible principalmente en fuentes americanas, debido a que las variables tenidas en cuenta difieren en cuanto a la población a analizar, la clasificación de discapacidades, fondo cultural y legislativo y la actitud general frente al problema, entre otras, aunque la evidencia es suficiente para corroborar que la población menor de edad con discapacidad está en un mayor riesgo de ser víctima frente a cualquier tipo de violencia.
Así como lo argumenta el informe Infancia, Discapacidad y Violencia lo esencial es desarrollar una investigación consistente para la recopilación de la información para llegar a las posibles causas y buscar elementos de seguimiento para la prevención.
Conclusiones y recomendaciones
Según el sistema medicolegal colombiano, durante el año 2014, se registró un aumento de 376 casos por violencia sexual en comparación con el año 2013, equivalente al 1,81%; se obtuvo una tasa por cada 100.000 habitantes de 44,30.
El comportamiento de la violencia sexual, según lo reflejan las cifras, se da en niños, niñas y adolescentes, en escenarios familiares como la vivienda, y predomina que las personas más cercanas a la víctima son los presuntos agresores.
De acuerdo con el abordaje que se le ha venido dando a la violencia sexual, desde distintos marcos de referencia y escenarios, es evidente que se ha convertido en un grave problema de salud pública a nivel mundial que hay que erradicar con el compromiso y participación de entes nacionales, locales, el sistema judicial y la población afectada; se deben dar a conocer las rutas de atención a las víctimas según protocolos y normas para dar una atención integral, así como garantizarles sus derechos y factores de protección.
De acuerdo con ello se debe generar una conciencia global que sustente la necesidad de crear un enfoque de prevención y protección para la promoción de comportamientos y patrones salubres, estos factores se puedan reflejar en la edad adulta con el fin de evitar el incremento de la violencia sexual.
Cuando se habla de violencia sexual, no solo se hace referencia al acto de violación o acceso carnal violento, sino además al abuso, acoso sexual y todas las conductas incluidas en el Título IV del Código Penal Colombiano: Delitos contra la libertad, integridad y formación sexual.
El fenómeno de la violencia sexual es una realidad que hace parte de la cotidianidad de la sociedad colombiana, está presente en la mayoría de contextos de violencia, sin importar las circunstancias. Estos actos buscan fundamentalmente someter el cuerpo y la voluntad de las personas ejerciendo distintos tipos de coacción en la víctima, que dan como resultado actos intimidantes, de sumisión y dejan secuelas en el estado físico y mental de esta, como en la vida personal, familiar y social.
La violencia sexual es un fenómeno que estigmatiza a las víctimas, pero, adicionalmente, en algunos casos las hace invisibles para el Estado, negándoles la posibilidad de recibir justicia y la restitución de sus derechos, por eso el objetivo superior de este documento es presentar las cifras de una realidad que debemos conocer.
La OMS, en su informe sobre violencia y salud, plantea que “la violencia sexual se registra en todos los países del mundo. Aunque en la mayoría de ellos el tema ha sido poco investigado, los datos disponibles indican que, casi una de cada cuatro mujeres puede ser víctima de violencia sexual por parte de su pareja, y hasta la tercera parte de las adolescentes informa que su primera experiencia sexual fue forzada”.
La violencia sexual puede presentarse desde distintos ámbitos circunstanciales; violencia económica, sociopolítica, interpersonal y en el contexto intrafamiliar, usualmente perpetrada por la pareja como un factor de riesgo predominante para las mujeres; estos últimos casos son muy comunes en Colombia y en otros países como México y Estados Unidos; según estudios entre el 40% al 52% de las mujeres sufren abuso sexual por sus parejas luego de ser maltratadas física y emocionalmente.
Así mismo, las agresiones y abusos sexuales a las mujeres por parte de su pareja se ven reflejadas en múltiples encuestas universales; Canadá reporta el 8,0%, Inglaterra, Gales y Escocia el 14,2%, Finlandia 5,9%, Suiza 11,6% y Estados Unidos 7,7%, lo que conlleva a concluir que la mayoría de estos casos se expresan en un escenario íntimo familiar y que muchos, por ende, permanecen en la impunidad.
Un estudio realizado por Centers for Disease Control and Prevention sobre la caracterización y prevalencia de la violencia sexual, el acoso y violencia contra la pareja en Estados Unidos, indica que el 19,3% de las mujeres (más de 23 millones) han sido víctimas de violencia sexual en algún momento de su vida; una de cada cuatro (27,3%) ha experimentado algún tipo de contacto sexual no deseado; en el caso de los hombres el 1,7% (casi 2 millones) fueron víctimas de este tipo de violencia y el 10,8% tuvo contacto sexual no deseado.
Según las características de los perpetradores, el informe asegura que la mayoría de las víctimas de cualquier tipo de delito sexual dicen saber de sus actores, el 46,7% de mujeres víctimas de violación el agresor fue un conocido y el 45,4% la pareja, con respecto a los hombres el 44,9% fueron violados por una persona conocida y el 29% de hombres víctimas, por un compañero íntimo.
Según lo indican las cifras en la última década, la población más vulnerable de ser víctima de abuso sexual son las mujeres y los niños, quienes presentan mayor riesgo y están más expuestos a ser víctimas de este tipo de violencia. Al hacer una trazabilidad del delito, los estudios realizados en países desarrollados y en desarrollo demuestran que entre el 5% y 10% de los hombres indican haber sido víctimas de violencia sexual durante su niñez; de acuerdo con ello y según el estudio, es frecuente que el primer acto sexual se haya dado de manera forzada.
Sin duda alguna se visualiza que estos actos generan en la persona una conducta de represión y de baja autoestima que podrían repercutir en actos violentos en su edad adulta.
El Informe Mundial sobre la Violencia y la Salud revela que “… Los datos probatorios disponibles indican que la probabilidad de que los hombres denuncien una agresión sexual a las autoridades es aún menor que en el caso de las mujeres. Existen diversas razones por las cuales se denuncian menos episodios de violación masculina de los que realmente suceden. Entre ellas cabe mencionar la vergüenza, la culpa o el miedo a no ser creído o a ser denunciado por lo ocurrido. Los mitos y la existencia de prejuicios muy arraigados sobre la sexualidad masculina también son un obstáculo para que los hombres presenten una denuncia” .
Al analizar el comportamiento de este tipo de violencia frente a los factores de riesgo, se ha demostrado que la discapacidad es uno de los factores que aumentan el riesgo de ser víctima frente a cualquier tipo de delito, con mayor peligro al abuso sexual.
Los niños con discapacidad sea física o mental aumentan 3,7 veces la probabilidad de sufrir negligencia, 3,8 veces más de sufrir maltrato físico y emocional y 4 veces más de ser víctima por violencia sexual; la discapacidad mental en niños tiende a manejar un mayor riesgo de todo tipo de violencia que la discapacidad física, esto debido a la falta de consentimiento y protección en el que se puedan encontrar los menores en esta condición.
Una de las realidades más palpables de nuestro país, en la que al igual se presenta mayor riesgo, probabilidad y exposición al desarrollo de la violencia sexual es el conflicto armado colombiano, y en varias regiones del país este tipo de violencia se ha convertido en un instrumento de guerra; las condiciones de pobreza, el desplazamiento forzado rural e interurbano, las riñas entre bandas criminales, permiten que se originen escenarios donde mujeres, niños, niñas y adolescentes son objeto de abuso.
En el año 2012 se registraron 149 casos por violencia sociopolítica dentro del conflicto armado, de los cuales 129 víctimas fueron mujeres y 20 hombres; en 2013 se presentó una reducción de 81 casos. Dichos actos dentro de un contexto de la violencia sociopolítica generan una serie de violaciones contra la mujer, principalmente, que se manifiesta de distintas formas y se intensifica con más frecuencia.
El informe Colombia: Mujeres, violencia sexual en el conflicto y el proceso de paz hace énfasis en que “… La impunidad de estos crímenes sirve para reforzar, en lugar de desafiar, estas normas y patrones preexistentes de discriminación contra las mujeres tanto dentro como fuera del conflicto.
La violencia contra las mujeres en Colombia ha sido exacerbada por el conflicto. La violencia sexual relacionada con el conflicto en Colombia se ha cometido en muchas formas e incluye características tales como la tortura y la mutilación, el asesinato de niños no nacidos, la violación en presencia de miembros de la familia, y la violación en grupo”.
Esta es una clara visión de la violencia de género y la desintegración que se desata a raíz no solo del conflicto armado, sino en todos los escenarios en los que se involucra a la mujer; además crea un daño individual y familiar que se verá reflejado en la vida social.
En este artículo se pretende realizar una caracterización del fenómeno de la violencia sexual en Colombia desde la perspectiva del sistema medicolegal en 2014, con el fin de contribuir al diseño de políticas públicas y a la implementación de acciones con miras a lograr una visión integral y preventiva del fenómeno de la violencia sexual en el territorio colombiano.