Luis Felipe Henao, Ministro de Vivienda afirmó que a la fecha 8 municipios en tres departamentos, han declarado zona de calamidad pública por la sequía que viven, producto del Fenómeno del Niño. Así mismo anunció que 20 departamentos serán los que recibirán el mayor impacto de los cuales 8 son de la región Caribe y 12 de la Región Centro Sur.
Baranoa y Luruaco en Atlántico, Uribía, Maicao, Manaure, Riohacha y Albania en la Guajira y Santa Marta en Magdalena, son los municipios que viven una profunda crisis por la falta de lluvias y agua potable.
«Tenemos 300 municipios que están en riesgo de desabastecimiento de agua 180 que deben estar iniciando un proceso de racionalización del líquido en la prestación del servicio, ya sea una hora o dos al día o algunos días a la semana», manifestó Henao.
Agregó, «ya hemos activado 585 planes de emergencia en todo el país de los 656 que fueron reportados por la Superintendencia de Servicios Públicos».
«Un Fenómeno de El Niño que esperábamos que terminara en junio de 2015 ya estamos llegando a marzo de 2016. Los mayores déficit de lluvias que tenemos en estos momentos se están presentando en el departamento de la Guajira con un 78 por ciento, Magdalena 54 por ciento, Atlántico 48 por ciento y San Andrés 47 por ciento» advirtió el titular de la cartera de vivienda.
Finalmente el ministro de Vivienda, Luis Felipe Henao, afirmó que ya que están prestando el servicio de agua en carro tanques.
Según el Ideam el Fenómeno de El Niño pasó de débil a moderado por lo que se ha presentado un déficit de lluvias entre el 40 y el 60 por ciento en el país y se estima que se presente hasta el primer trimestre del 2016.
Por otro lado, los municipios de Tocaima, Jerusalén, Apulo, La Mesa y Anapoima; en Cundinamarca, viven desde hace varias semanas una crisis ambiental a causa de la sequía que ha secado los afluentes que suplían los acueductos.
Los ríos Calandaima y Apulo, además de las quebradas cercanas, se secaron; causando que se deban realizar racionamientos diarios en el suministro de agua.
Los habitantes de la región aseguran que la sequía no solo ha afectado los afluentes sino además ha causado pérdidas en los cultivos y ha dañado los pastizales de los que se alimenta el ganado.
Pese a la situación, las autoridades municipales no han declarado la calamidad pública, algo que para el Gobierno es necesario para mitigar los efectos del clima.
“A la fecha no han declarado las condiciones de calamidad o de situación de crisis para que los organismos municipales de gestión del riesgo, el departamental y el nacional se puedan activar”, dijo maría carolina castillo, viceministra de agua y saneamiento básico.