Por Mauricio Botero Caicedo
El fin de semana pasado los colombianos tuvimos oportunidad de ver en Internet como un grupo de taxistas bogotanos insultaba y matoneaba a una pobre mujer que había ocupado un Uber. Según informes de prensa, “La mujer que fue agredida por un grupo de enardecidos taxistas por usar Uber identificada como Nataly Prieto, una joven estudiante de la universidad de Los Andes narró lo sucedido y dijo que la furia de los conductores era tal, que persiguieron el vehículo por un tramo largo, lo cerraron y uno de ellos frenaba para hacerlos estrellar.
De acuerdo el relato de la mujer, el conductor y ella fueron perseguidos e insultados por los taxistas, mientras intentaban cerrarlos para que no avanzaran, en la Autopista Norte. “La persecución empezó desde la calle 85 con carrera 14 y en la Autopista un taxi se nos hizo adelante y empezó a frenar buscando que nos estrelláramos”, comentó.”
Muy buena parte de los taxistas de Bogotá, es triste decirlo, son unos cobardes. Actúan no de manera individual sino en manada para no tener que asumir responsabilidades individuales. Tanga usted, amigo conductor, el más mínimo accidente con un taxista y verá como aparecen de la nada varios otros ‘amarillos’ para intimidarlo y acosarlo hasta que arregle a satisfacción del taxista accidentado. El retener a un conductor contra su voluntad es nada menos que un secuestro. Las autoridades, sin embargo, son manifiestamente pusilánimes cuando se trata de proceder en contra un gremio tan poderoso como son los taxistas.
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El autor de esta nota estaba convencido que el mayor sinvergüenza en Venezuela era Nicolás Maduro, malandrín que no vacila en maltratar a nuestros compatriotas con la finalidad de crear cortinas de humo para esconder el innegable fracaso del ‘Socialismo del siglo XIV’.
Pero posiblemente estoy equivocado. Hay un sinvergüenza mayor. Según la prensa, “El gobernador del estado Táchira, José Gregorio Vielma Mora, afirmó, que ante la carestía de materiales y productos en Colombia, el 80% de las casas derribadas por la Guardia Venezolana, “las tumbaron colombianos, para poder llevarse vigas, ventanas, marcos de puertas entre otros”. Además acusó a los medios de comunicación colombianos de hacer “show mediático” con las expulsiones, torturas violaciones sexuales y a los derechos humanos, para llamar la atención de la comunidad internacional. Aclaró en ese sentido que durante las acciones en zona fronteriza, no ha habido heridos, violaciones o torturas. Explicó que la decisión de colocar una D fue para que la gente tuviese claro cuáles serían las casas que iban a derribar. “Eran casas de citas, casas de juegos, casas donde estaban los paramilitares colombianos y un grupo de ex soldados de Colombia que fabricaban explosivos, además de algunas casas en las que habían sótanos para meter a colombianos y venezolanos secuestrados”.
¡Hay que ser muy sinvergüenza para afirmar que los mismos colombianos fueron los que derribaron sus propias casas para llevarse los materiales a Colombia¡ Y muy mitómano para decir que las casas de esta pobre gente eran casas de citas o fábricas de explosivos. Será que este idiota de Gobernador va también a identificar y posteriormente tumbar todas las casas de citas del Estado de Táchira ¿o sólo las de los colombianos?
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