La maratónica visita de Francisco a Nueva York: “el Papa de las Selfies”
–La dura y parca Nueva York sufrió un verdadero revolcón con la visita del Papa Francisco. Se transformó, se alborotó y se paralizó. Nadie había logrado sacar de la acelerada rutina ni transformar a la Gran Manzana. Nunca se había visto un alboroto y entusiasmo similar.
Y el Pontífice se compenetro de tal manera con los neuyorkinos que se convirtió en el “Papa de las Selfies”.
La misma situación se había presentado en Washington comenzando por el presidente estadounidense Barack Obama, quien le tributó un cálido recibimiento en el primer día de su gira por Estados Unidos, cuando lo citó como el primer papa de la Américas y el más moderno, pues lo destacó como “el primer pontífice en compartir una encíclica a través de una cuenta de Twitter”.
Sin duda fue maratónica la gira que realizó Francisco en la capital financiera del Mundo, pues incluyó no solo su presencia en la Asamblea de la ONU, sino la visita a la Zona Cero, símbolo de una de las más pavorosas acciones terroristas.
Además, el encuentro con inmigrantes, refugiados y jornaleros en la escuela católica Nuestra Señora Reina de los Ángeles, en El Barrio.
Allí los protagonistas también fueron los niños y adolescentes que trataron de impresionar al Pontifice con malabares con el balón, como fue el caso de Carlos Alfaro, integrante de un equipo de fútbol de El Bronx.
“Algún día le contaré a mis nietos que jugué al fútbol con el Papa”, expresó el chico hondureño, quien emigró a los 16 años a Estados Unidos. “Nunca he sido tan feliz como hoy. Por siempre llevaré este recuerdo en mi corazón”.
Lejos de los protocolos, el muchacho le demostró al Vicario de Cristo sus habilidades con el balón, a lo que el Pontífice respondió con una gran sonrisa.“Me gusta el San Lorenzo”, fue la respuesta del Papa cuando Carlos le preguntó acerca de su equipo favorito. “Yo prefiero el Real Madrid”, replicó la joven estrella del fútbol local.
El paso del máximo líder de la Iglesia Católica por East Harlem fue catalogado por funcionarios de la Arquidiócesis de Nueva York como la “parada más importante” de su visita en Nueva York.
“Esta fue la actividad más trascendental de la visita papal en términos de humanidad y amor por el prójimo”, dijo monseñor Kevin Sullivan, director de Caridades Católicas. “Esta reunión fue solicitada por el Papa Francisco y se sintió realmente feliz de estrechar las manos de los más humildes de espíritu”.
Lejos de los protocolos, el muchacho le demostró al Vicario de Cristo sus habilidades con el balón, a lo que el Pontífice respondió con una gran sonrisa.“Me gusta el San Lorenzo”, fue la respuesta del Papa cuando Carlos le preguntó acerca de su equipo favorito. “Yo prefiero el Real Madrid”, replicó la joven estrella del fútbol local.
El paso del máximo líder de la Iglesia Católica por East Harlem fue catalogado por funcionarios de la Arquidiócesis de Nueva York como la “parada más importante” de su visita en Nueva York.
“Esta fue la actividad más trascendental de la visita papal en términos de humanidad y amor por el prójimo”, dijo monseñor Kevin Sullivan, director de Caridades Católicas. “Esta reunión fue solicitada por el Papa Francisco y se sintió realmente feliz de estrechar las manos de los más humildes de espíritu”.
“Me sentí muy feliz cuando el Papa tocó mi cabeza”, dijo Itzamari Vásquez, una estudiante de tercer grado. “Me gustó mucho verlo y quiero que vuelva pronto”.
EN LA ZONA CERO
“El dolor aquí es palpable”, expresó el Papa Francisco al visitar la Zona Cero donde ocurrió el ataque terrorista de las Torres Gemelas de Nueva York y de saludar a las familias de las víctimas de este atentado ocurrido en el 2001.
Allí Francisco participó en un emocionante encuentro interreligioso donde se leyeron cinco meditaciones por la Paz.
“Me produce distintos sentimientos, emociones, estar en la Zona Cero donde miles de vidas fueron arrebatadas en un acto insensato de destrucción. Aquí el dolor es palpable”, precisó el Pontífice que hizo la siguiente descripción del monumento:
“El agua que vemos correr hacia ese centro vacío nos recuerda todas esas vidas que se fueron bajo el poder de aquellos que creen que la destrucción es la única forma de solucionar los conflictos. Es el grito silencioso de quienes sufrieron en su carne la lógica de la violencia, del odio, de la revancha. Una lógica que lo único que puede causar es dolor, sufrimiento, destrucción, lágrimas. El agua cayendo es símbolo también de nuestras lágrimas. Lágrimas por las destrucciones de ayer, que se unen a tantas destrucciones de hoy. Este es un lugar donde lloramos, lloramos el dolor que provoca sentir la impotencia frente a la injusticia, frente al fratricidio, frente a la incapacidad de solucionar nuestras diferencias dialogando. En este lugar lloramos la pérdida injusta y gratuita de inocentes por no poder encontrar soluciones en pos del bien común. Es agua que nos recuerda el llanto de ayer y el llanto de hoy.
Además dijo: Aquí, en medio del dolor lacerante, podemos palpar la capacidad de bondad heroica de la que es capaz también el ser humano, la fuerza oculta a la que siempre debemos apelar. En el momento de mayor dolor, sufrimiento, ustedes fueron testigos de los mayores actos de entrega y ayuda. Manos tendidas, vidas entregadas. En una metrópoli que puede parecer impersonal, anónima, de grandes soledades, fueron capaces de mostrar la potente solidaridad de la mutua ayuda, del amor y del sacrificio personal.
Espero que nuestra presencia aquí sea un signo potente de nuestras ganas de compartir y reafirmar el deseo de ser fuerzas de reconciliación, fuerzas de paz y justicia en esta comunidad y a lo largo y ancho de nuestro mundo. En las diferencias, en las discrepancias, es posible vivir un mundo de paz. Frente a todo intento uniformizador es posible y necesario reunirnos desde las diferentes lenguas, culturas, religiones y alzar la voz a todo lo que quiera impedirlo. Juntos hoy somos invitados a decir «no» a todo intento uniformante y «sí» a una diferencia aceptada y reconciliada.
Y para eso necesitamos desterrar de nosotros sentimientos de odio, de venganza, de rencor. Y sabemos que eso solo es posible como un don del cielo, puntualizó el Papa.
Finalmente expresó: Aquí, en este lugar de la memoria, cada uno a su manera, pero juntos, les propongo hacer un momento de silencio y oración. Pidamos al cielo el don de empeñarnos por la causa de la paz. Paz en nuestras casas, en nuestras familias, en nuestras escuelas, en nuestras comunidades. Paz en esos lugares donde la guerra parece no tener fin. Paz en esos rostros que lo único que han conocido ha sido el dolor. Paz en este mundo vasto que Dios nos lo ha dado como casa de todos y para todos. Tan solo, PAZ. Oremos en silencio. Así, la vida de nuestros seres queridos no será una vida que quedará en el olvido, sino que se hará presente cada vez que luchemos por ser profetas de construcción, profetas de reconciliación, profetas de paz.
El Papa Francisco también ofició una eucaristica en el flamante Madison Szuare Garden, ante 20 mil personas y donde también en un concierto de Gloria Estefan, Jennifer Hudson y Harry Connick Jr. le dieron la bienvenida.
El papa Francisco dedicó la homilía de la misa a los “ciudadanos de segunda categoría”, los que “esconden el rostro” por carecer de derechos.
“Las grandes ciudades se vuelven polos que parecen presentar la pluralidad de maneras que los seres humanos hemos encontrado de responder al sentido de la vida en las circunstancias donde nos encontrábamos”, explicó el pontífice.
Pero agregó: “A su vez, las grandes ciudades esconden el rostro de tantos que parecen no tener ciudadanía o ser ciudadanos de segunda categoría”.
“En las grandes ciudades, bajo el ruido del tránsito, bajo ‘el ritmo del cambio’, quedan silenciados tantos rostros por no tener ‘derecho’ a ciudadanía, no tener derecho a ser parte de la ciudad”, agregó Jorge Mario Bergoglio.
Entre esos mencionó a “los extranjeros, los hijos de estos (y no solo) que no logran la escolarización, los privados de seguro médico, los sintecho, los ancianos solos-, quedando al borde de nuestras calles, en nuestras veredas, en un anonimato ensordecedor”.
“Se convierten en parte de un paisaje urbano que lentamente se va naturalizando ante nuestros ojos y especialmente en nuestro corazón”, dijo Francisco.
La homilía formó parte de la liturgia de una misa con la que el papa terminó una intensa jornada que comenzó en la sede de Naciones Unidas, le siguió una oración interreligiosa en la “zona cero” y una visita a una escuela con niños y familias inmigrantes.
El Papa Francisco viajó este sábado a Filadelfia, la última etapa de su visita oficial a Estados Unidos.
La agenda del pontífice en esta ciudad, la mayor de la mancomunidad de Pensilvania, situada al noreste de los Estados Unidos, entre Nueva York y Washington D.C., incluye una visita a una cárcel y un discurso sobre inmigración en el Independence Hall.