Por Mauricio Botero Caicedo
El talante de Gustavo Petro, el Alcalde de Bogotá, es la mala fe. Basta un ejemplo para demostrar este talante: Faltando semanas para finalizar periodo, simplemente porque no son de su agrado o no hacen parte de su plan de Gobierno, Petro ha comprometido predios de ALO para la construcción de jardines infantiles y patios, con la única finalidad de impedir su materialización, torpedeando obras que redundan en una mejor calidad de los ciudadanos.
Los predios que componen la proyección de la ALO, como señala la Personería, “constituyen espacio público futuro en los términos de la Sección Primera del Consejo Estado, los cuales sólo pueden ser modificados por el Concejo de Bogotá como órgano de representación popular, tal como lo indica el artículo 6 de la Ley 9 de 1989 –situación no acreditada en el presente caso-, disposición que además obliga en su artículo 33 a la Administración Distrital para que los bienes expropiados y adquiridos dentro un proceso de construcción no puedan tener una destinación futura oficial diferente a la prevista por el Distrito o entidad que adelantó el proceso” .“Esto significa que si fueron apropiados para la construcción de una vía longitudinal no pueden ser ahora empleados, así sea temporalmente como se sostiene, para la construcción de otras finalidades sea la de parqueaderos o de centros educativos que, dicho sea de paso, entran en colisión frontal con lo establecido en normas constitucionales y legales”, concluyó la Personería.
Salir o entrar de la capital es una odisea, una pesadilla. Petro no ha hecho nada, absolutamente nada para mejorar la movilidad de los ciudadanos. Según Juan Martín Caicedo, el presidente de la Cámara Colombiana de Infraestructura, hay más de 20 Proyectos para destrabar la entrada y salida de la capital. Petro no ha permitido que se analice ni siquiera uno de estos proyectos. La única esperanza es que a partir del primero de enero del año entrante todos los días van a ser un “DIA SIN PETRO”.