Cuando el biólogo marino David Gruber de City University de Nueva York, se encontraba en las aguas de las Islas Salomon grabando, capturó algo completamente inesperado. Una tortuga que brillaba intensamente de rojo y amarillo. El avistamiento de la criatura, un Tortuga Carey (Eretmochelys imbricata), es el primer encuentro documentado con un reptil biofluorescente.